Jueves 06 de agosto de 2015
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El instinto, como fundamento de la naturaleza humana, es imposible de desenraizar o atenuar definitivamente, ya que la pulsión sexual es un mecanismo psicosomático irrefrenable como expresión inequÃvoca de la necesidad de reproducción. Si la sensibilidad asume preeminencia en el trato con mujeres prostitutas, el contacto puede constituirse en una de las vivencias más profundas e imborrables de los actores; ella consciente de su misión de complacer, presenta su mejor imagen y rostro amistoso para doblegar la voluntad del cliente; él, usualmente inseguro en un ambiente desconocido, aspira a equiparse de temple aparentando el estereotipo de un hombre experimentado y mundano.
Las prostitutas en las experiencias inÃciales con los adolescentes, estadÃsticamente, se incardinan como las modeladoras de comportamientos sexuales futuros culminada la adolescencia y, la memoria, como el más valioso tesoro de la anatomÃa humana en correspondencia a su naturaleza nemotécnica, suministrar, en el ahora adulto, los marcos de referencia que fijaron las vivencias previas con prostitutas. Y esto no es poco, pues estas experiencias estructuran las bases de las relaciones intimas en la vida pre y conyugal.
