Pasaron 136 años desde que Bolivia perdió su Litoral, arrebatado a través de una injusta guerra por el ejército chileno. A pesar del tiempo transcurrido hoy más que nunca la esperanza de tener un acceso soberano a las costas del Pacífico se ve más fortalecida, por el proceso jurídico iniciado por el Gobierno nacional ante la Corte Internacional de La Haya.
Después de la firma del Tratado de 1904 que pretendía la normalización de las relaciones diplomáticas con Chile, poniendo fin al régimen establecido por el Pacto de Tregua de 1884, Bolivia ha reclamado en repetidas ocasiones una salida soberana al mar, argumentando que su característica de mediterraneidad ha sido un importante impedimento para su desarrollo económico y social, sin embargo Chile desconoce las demandas de Bolivia argumentando lo establecido en los tratados firmados entre ambos países.
Se produjeron entonces una serie de intentos de acuerdo para solucionar este conflicto diplomático.
En abril de 1910, a los cinco años de la ratificación de aquel Tratado, el ministro de Relaciones Exteriores de Bolivia, Daniel Sánchez Bustamante, se dirigió a los países de América, mediante un histórico Memorando que expresaba: "Bolivia no puede vivir aislada del Mar, que requiere poseer por lo menos un puerto cómodo sobre el Pacífico, y que para la solución de este gran problema está dispuesta a proponer bases y compensaciones satisfactorias a las cancillerías de Lima y Santiago, para solucionar el conflicto de Tacna y Arica estableciendo la soberanía territorial de Bolivia en la zona intermedia sobre la costa del Pacífico".
Y desde ese entonces hasta hoy, la necesidad de acceder a una costa soberana sobre el océano Pacífico ha sido una guía permanente y de amplio consenso nacional dentro de la política exterior boliviana.
Según estudios de historiadores bolivianos y chilenos, se evidencian diversas ocasiones en las que Chile de manera formal ofreció negociar bilateralmente una salida soberana al mar para Bolivia, entre las que destacan por ejemplo el acta protocolizada del 10 de enero de 1920, cuando el representante chileno, Emilio Bello Codesido, dejó establecido de forma expresa: "Chile está dispuesto a procurar que Bolivia adquiera una salida propia al mar, cediéndole una parte importante de esa zona al norte de Arica y de la línea del ferrocarril.
Otro hecho importante se originó en 1921, en la Asamblea de la Liga de las Naciones, el delegado chileno Agustín Edwards a tiempo de oponerse a la demanda boliviana presentada a fin de revisar el Tratado de 1904, señaló: "Bolivia puede buscar satisfacción en negociaciones directas, libremente consentidas? para ayudar a su desarrollo" y añadió "Chile no le ha cerrado jamás esa puerta a Bolivia".
Otro momento sobresaliente se produjo cuando el presidente norteamericano Frank Kellogg, presentara el 30 de noviembre de 1926 su denominada "Proposición Kellog", en sentido que las provincias de Tacna y Arica pasaran a formar parte, a perpetuidad, de la soberanía boliviana; el Gobierno de Chile dio su aceptación mediante memorándum de su Canciller Jorge Matte, señalando que "en obsequio a la gran causa de la confraternidad americana y llevado por su anhelo de favorecer la reconciliación de los países envueltos en la Guerra del Pacífico, Chile ha estado siempre dispuesto a escuchar toda proposición de arreglo que pueda contribuir a tan latos fines".
Pero sin duda alguna, el hecho que tiene más relevancia es el producido en 1975, el denominado Acuerdo de Charaña, abordado por los presidentes Hugo Banzer y Augusto Pinochet. ?ste último propuso a su par boliviano la posibilidad de entrega de una pequeña franja litoral al norte de Arica junto con un corredor terrestre con plena soberanía que permitiera la conexión territorial con Bolivia a cambio de un territorio de igual superficie, consideradas las porciones terrestre y marítima, en las cercanías del salar de Uyuni. Pero el tratado no concretó debido a la oposición peruana que, para dar su aprobación, al canje territorial, exigió que el litoral no fuese exclusivamente boliviano sino trinacional, propuesta rechazada tanto por Bolivia como por Chile. Años después, roces entre Bolivia y Chile llevaron al fin de sus relaciones diplomáticas en 1978, de hecho actualmente sólo existen relaciones entre ambos países a nivel consular.
El Gobierno nacional tomando en cuenta estos y otros detalles, estructuró una política bajo el rótulo de Mar para Bolivia, que gira alrededor del núcleo principal, la demanda marítima ante la Corte Internacional de Justicia, que consiste en la presentación de una demanda para solicitar a Chile la negociación de una salida soberana al mar.
Para este cometido el Presidente Evo Morales a través de un decreto supremo nombra a Eduardo Rodríguez Veltzé (ex presidente de la República y ex titular de la Corte Suprema de Justicia), embajador plenipotenciario de Bolivia ante La Haya por la causa marítima.
La demanda fue elaborada durante algo más de dos años por la Dirección de Reivindicación Marítima, con la participación de autoridades, organizaciones de la sociedad civil y expertos bolivianos, contando con el concurso de especialistas del derecho internacional.
De forma cronológica Bolivia cumplió con el siguiente proceso: El 24 de abril del 2013 presenta la demanda contra Chile ante la Corte Internacional de Justicia (CIJ).
El 18 de junio del 2013 la CIJ fija el 17 de abril del 2014 y el 18 de febrero del 2015 para la presentación de la memoria de Bolivia y Chile respectivamente.
El 15 de julio del 2014 Chile objeta la competencia de la CIJ para tratar el caso, con esta figura se suspende el proceso de fondo y se da inicio al tratamiento por si la CIJ es o no competente. Frente a esto la CIJ emplaza a Bolivia hasta el 14 de noviembre del 2014 para que presente sus observaciones a la objeción chilena.
El 16 de febrero del 2015 la Corte convoca a Chile y Bolivia a las vistas orales del 4 al 8 de mayo. Una vez escuchadas las partes la CIJ emitirá su decisión de declararse o no incompetente.
El 4 y 6 de mayo del 2015 comienzan las audiencias, la primera ronda de alegatos a cargo de Chile y luego Bolivia.
Posteriormente el 7 y 8 de mayo del 2015 la segunda ronda de alegatos en el mismo orden, es decir primero Chile y luego Bolivia. En este contexto otro personaje que integra este equipo jurídico de alto nivel, el vocero de la demanda, ex presidente Carlos Mesa, asegura que el juicio no busca el abordaje del Tratado de 1904, pues Bolivia respeta el sistema jurídico internacional y la estabilidad fronteriza.
Si la Corte Internacional de Justicia decide que tiene competencia en su demanda contra Chile, recién emitiría su fallo definitivo el 2018 o 2019. Aunque falta aun tres o cuatro años para conocer este resultado, para Bolivia el tiempo es lo de menos, pues no se comparan con 136 años de enclaustramiento. La paciencia es una virtud que millones de bolivianos la asimilan con la esperanza de volver algún día a las costas del océano Pacífico.
Para tus amigos:
¡Oferta!
Solicita tu membresía Premium y disfruta estos beneficios adicionales:
- Edición diaria disponible desde las 5:00 am.
- Periódico del día en PDF descargable.
- Fotografías en alta resolución.
- Acceso a ediciones pasadas digitales desde 2010.