Sábado 01 de agosto de 2015

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Después de las elecciones de marzo hubo una reunión fraternal de análisis sobre los resultados y las proyecciones para el futuro nacional según diferentes escenarios posibles, tanto en lo económico, lo político y lo social y también en lo cultural.
Asistían periodistas, historiadores, cientistas, politólogos e invitados internacionales. Tal como declaré públicamente y también escribí en esta columna semanal, opiné que existían indicios de un cambio de timón en el gobierno central. Después de las muchas declaraciones de confrontación de alta intensidad, el Presidente Evo Morales había ofrecido trabajo conjunto con las autoridades de otros partidos al suyo.
Recuerdo que en 2006 él ofreció un trabajo conjunto "como un equipo de fútbol" a los opositores pero el desarrollo de los acontecimientos marcó otro camino. En este 2015, el conjunto de las autoridades ajenas al oficialismo, muchas de una nueva generación de políticos, anunció explícitamente su intención de coordinar con el ejecutivo y alguno dio la mano amiga incluso enfrentando a sus propios partidarios más radicales.
La mayoría de los comensales contradijo mi posición recordando que el Presidente Morales es el primero en agredir y que no existe nadie en su entorno que intente otro camino a la confrontación. "Que ni el Papa lo haría cambiar".