El periodismo es sinónimo de voto de pobreza y humildad
29 jul 2015
Mónica Aramayo Quinteros
"El periodismo es sinónimo de voto de pobreza y humildad", es la frase con la que el maestro Augusto Dávila Sanabria, aconsejaba a los jóvenes periodistas que después de su formación académica incursionaban en las salas de redacción u oficinas de prensa de los medios de comunicación.
Amigo de la sana crítica y consejero de valor. Su íntegra formación y su apego a la defensa de las causas justas, junto a otros periodistas del siglo pasado, lo motivaron para fundar el Sindicato de Trabajadores de la Prensa de Oruro y el Círculo de Periodistas Deportivos, entidades a las que acompañó por décadas como dirigente, miembro del Tribunal de Ética o como afiliado de base.
El Dr. Dávila, como se lo conocía por su formación profesional en abogacía, que sólo ejerció por cuatro meses; declinó de seguir adelante en los trámites leguleyos, tras asistir a una primera audiencia judicial en los años 50, como parte de un bufete de abogados, para defender a un ciudadano que negaba su paternidad. Ahí, recordó que en el juramento profesional del abogado establece la defensa de las causas justas y comprobó que las evidencias de paternidad contra su defendido eran innegables, entonces dejó el caso y guardó el título de abogado.
El meritorio periodista nacido en Potosí, en una entrevista concedida a LA PATRIA en diciembre de 2010, comentó que cuando tenía 60 años pedía vivir hasta los 70, luego ante la proximidad del año 2000 le invadió una inusitada curiosidad por el cambio de siglo y pidió seguir viviendo. "Ahora ya me estoy pasando, y debo dar gracias a Dios por darme salud, ante todo", dijo en esa ocasión y hoy ya no está con nosotros, pero nos deja valiosas lecciones para la práctica del periodismo.
En la redacción de LA PATRIA, se lo recuerda por las palabras con las que se dirigía a los periodistas noveles, al momento de corregir los originales, todavía en la época cuando el papel ocupaba el lugar de las ahora luminosas pantallas de computadora y cuando el concierto de las teclas de las máquinas de escribir marcaban el trajín del trabajo.
Su carrera profesional la construyó paso a paso, desde aquel lejano 1945 cuando se inició como cronista en el diario "Noticias", de donde al pasar los años se incorporó al Matutino LA PATRIA, Subdecano de la Prensa Nacional, para luego seguir una fructífera carrera, que como él decía le permitió vivir del periodismo, pero sin declinar ante presión alguna, aún sea la incomodidad económica.
Con la suficiente moral para el análisis crítico, que le dieron los casi 70 años de ejercicio del periodismo, carrera que comenzó a los 21, se tomaba la molestia de revisar los diarios de mayor circulación y coleccionar recortes de prensa que quedan junto a su valiosa biblioteca, donde también está su tesis trabajada para graduarse como abogado denominada
"Libertad de Prensa" que es un compendio de legislaciones de varios países, pero con análisis comparativo.
Su trayectoria profesional en el ejercicio del periodismo, lo llevó a ser merecedor de una infinidad de reconocimientos y premios, hasta que el año 2010 la Asociación de Periodistas de La Paz le entregó la estatuilla del Premio Nacional de Periodismo, máximo galardón en Bolivia al que aspiran los hombres y mujeres de prensa.
Mucho se puede escribir de nuestro Dr. Dávila, pero como homenaje debe quedar en quienes deciden ser periodistas, el mensaje de que el periodismo es sinónimo de voto de pobreza y humildad, pues será una manera de inmortalizar su memoria haciendo una práctica ética de ésta profesión, porque como dice Ryszard Kapuscinski "Los cínicos no sirven para este oficio".
(*) Periodista
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