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Warning: session_start(): Cannot start session when headers already sent in /home/lapatri2/public_html/impresa/index.php on line 8 Necesidades mal acostumbradas - Periódico La Patria (Oruro - Bolivia)
El 20 de julio de 1969, el hombre llegaba a la Luna y ese mismo día un argentino, Enrique Febbraro, comenzó una campaña para que la fecha del alunizaje fuera considerada la del inicio de la fraternidad mundial. Se buscaba que aquel día los seres humanos nos diéramos una muestra candorosa de afecto mediante un apretón de manos, un abrazo, un beso, un saludo, cualquier manifestación que establezca la importancia de la relación de hombres y mujeres a nombre de la amistad.
Aquella jornada de conmemoración mundial, no tenía seguidores en Bolivia, puesto que en el país, la amistad ya tenía su fecha, compartida con la juventud, médicos, estudiantes y sobre todo los enamorados, pero su fecha al fin, y la sigue teniendo, se la celebra el 21 de septiembre desde que tengo uso de razón y espero se siga festejando durante mucho tiempo más.
Sin embargo, allá por el año 1992, una empresa dedicada a vender tarjetas de felicitaciones, (tan venidas a menos hoy en día gracias al enorme poder del Internet) buscó efectivamente la forma de lograr un día más para su sobreventa, una estrategia de marketing que dio enormes resultados y que estuvo a punto de desplazar el día de la amistad a una nueva fecha sin respetar la tradición nacional.
¿Cómo lo logró?, como lo hace cualquier vendedor, con una estrategia de penetración en el mercado creando una necesidad, en este caso de decirle al amigo que se lo quiere. En aquellos tiempos no habían redes sociales que generen la discusión global, pero si habían los amigos y si de pronto, así yo no estuviera de acuerdo con el convenenciero cambio de fecha, si un amig@ me sorprendía con su tarjeta y detalle, automáticamente quedaba en deuda con él o ella, sin importar el tema del marketing, surgía en mí, la necesidad de recompensar la gentileza y hasta sin quererlo caía víctima de la publicidad y entraba como entraron millones a la nueva jornada de salutaciones hasta sin desearlo. Felizmente la casi desaparición de las tarjetas está haciendo que esta fecha vuelva a su origen, sin embargo, no es el único caso y otros cambios de este tipo fueron llegando para quedarse.
Ver a mi abuela en afanes era cotidiano, pero el 1 de noviembre era extraordinario, la forma en la que preparaba la mesa y el altar para recibir a sus almas y sobre todo la de su difunto esposo la ponían en situación y hacía del arribo de mi abuelo todo un acontecimiento, muchas masas, especialmente unos bizcochuelos, que me hacían desear que se acabe de una vez todos santos para clavarles los dientes, llenaban la mesa que con retamas, claveles, vino, agua, artículos personales y muchas cosas más, rodeaban las fotos de los seres queridos que partieron, pero que desde el mediodía se dignaban compartir con nosotros durante las siguientes 24 horas. Toda una tradición que hasta feriado amerita en Bolivia, aunque, debido a la comunicación, la desinformación, el marketing, pero sobre todo el muy mal enfocado trabajo periodístico de comparación de fechas, están haciendo que esta jornada de reunión con los muertos, sea desplazada cada vez más por una fiesta que nada tiene que ver con nosotros, el Halloween y que llegó de la mano de la globalización a nuestro país, puesto que al ser una festividad que sobre todo vende, vende y vende, no tiene cómo darle espacio en supermercados y calles a las t´anta wawas, por lo que el contrapeso es cada vez mayor.
De forma distinta pero con el mismo efecto, otras fechas se han distorsionado totalmente. Hay celebraciones para todo en Bolivia, para los parientes, para los profesionales, para los trabajadores etc., pero una fiesta maravillosa era la dedicada al barrio, así es, era la jornada donde la vecindad salía a juntarse y disfrutar al calor de las fogatas en San Juan, y era la mejor oportunidad para hacer comunidad en la calle. Esta fiesta lastimosamente tuvo como némesis, el maltratado medio ambiente, y de a poco los bolivianos haciendo uso de la buena razón, fuimos prohibiendo las fogatas y los fuegos artificiales, que tendrá como resultado tarde o temprano, la desaparición de esta fecha como festiva. Sin embargo, igualmente con la ayuda del marketing y la fuerza de la televisión convirtieron esta data en la fiesta de la salchicha y lo interesante es que las imágenes publicitarias de estos productos cárnicos siempre tienen que ver con una fogata.
No cabe duda que donde se genera una idea de venta, un mercadotecnista genera una necesidad, y el espíritu consumista de los humanos hace de esa necesidad un suplicio y hasta una adicción a veces enfermiza con productos o servicios que no necesitamos, que no sirven, que no nos pertenecen, que nada beneficioso traen y que a veces hasta nos alejan de nuestros valores y tradiciones.
Hay que ser cautos a la hora de dejarnos convencer con los mensajes de venta y ser inteligentes a la hora de la compra para no formar parte del redil consumista que a ningún bien lleva.
(*) Paceño, stronguista y liberal
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