Jueves 23 de julio de 2015
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En su significado más profundo la amistad es una relación de vínculo fraterno, cuya afinidad y comunicación lleva a compartir buenas y malas vivencias, entablar diálogos, tener perspectivas, aclarar diferencias y afrontar situaciones de conflicto, en la que las personas se colaboran generosamente. La realidad de este sentimiento de afecto sincero y honestidad pareciera darse en la vida de los hombres y mujeres, preferentemente, siempre en pareja. El siguiente inventario de grandes amistades históricas nos muestra en la práctica lo que hemos asumido, líneas arriba, en teoría.
En el campo de la literatura, encontramos a dos grandes amigos de las letras y que por esta pasión Jorge Luis Borges y Adolfo Bioy Casares tuvieron una relación intelectual basada en el intercambio de ideas literarias y filosóficas. Arthur Conan Doyle y Harry Houdini, son otro ejemplo de este auténtico sentimiento, el autor de Sherlock Holmes y el maestro del escapismo fueron colegas gracias a su interés por lo desconocido. Gertrude Stein y Ernest Hemingway tuvieron una estimación breve, profunda y seria, la escritora impulsó a Hemingway a dejar el periodismo para consagrarse en la novela, ella era una figura maternal para el autor. Mark Twain, escritor, y Nikola Tesla, inventor, forjaron un fuerte aprecio a través de su curiosidad erudita por la electricidad y los proyectos novedosos en el tiempo en que les tocó vivir. Pero no existe nada comparable con la simpatía genuina entre Don Quijote y Sancho Panza, los amigos más famosos de las aventuras de caballería, que muestran la mezcla de lucidez y locura con la comprensión y la tolerancia. Y en el ámbito de las ciencias humanas, tenemos a Sigmund Freud y Gustav Jung, pioneros del psicoanálisis, que se profesaron una afición sincera de respeto y admiración, y que intercambiaron cartas científicas importantes en la naciente disciplina de la psicología.
