Villarroel fue colgado muerto por la "barbarie" boliviana de 1946
21 jul 2015
Hoy se recuerdan 69 años de la trágica muerte del entonces presidente de la República de Bolivia, Gualberto Villarroel quien fue colgado muerto en uno de los postes de la Plaza Murillo, luego de ser asesinado por una turba en el interior del Palacio de Gobierno.
El 21 de julio de 1946 está marcada como una fecha nefasta por el actuar de los detractores de Villarroel. A nivel internacional se conoció la noticia como el accionar de la "barbarie" boliviana.
Eran las 10:00 horas aproximadamente del domingo 21 de julio de ese año, cuando un tanque ingresó violentamente hasta la puerta de Palacio.
Según Carlos Diego Mesa Gisbert, en su libro Historia de Bolivia, refiere que en el interior estaba Villarroel junto a sus allegados, quienes intentaban tomar decisiones importantes para parar la movilización que generaron maestros, universitarios, ferroviarios, un grupo disidente de militares y militantes del Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR).
¿Qué motivó este hecho? Los maestros solicitaron mejores condiciones salariales junto a los ferroviarios, sin embargo, fueron rechazados por su entonces ministro, Víctor Paz Estenssoro quien intentó guardar el incremento para una próxima gestión. Antes de julio, Paz renunció al cargo y dejó a su suerte a Villarroel.
A ese hecho se sumó el destrozo del edificio de la Universidad Mayor de San Andrés que se cree fue apedreado días antes por seguidores de Villarroel en estado de ebriedad. Asimismo, había un sentimiento de descontento en la población por el fusilamiento de personajes importantes en el barranco de Chuspipata ocurrido en noviembre de 1945.
EL ASESINATO
Las masas ingresaron a la Plaza Murillo y como no había resguardo militar siguieron su camino hasta el Palacio de Gobierno. Armados con revólveres y metralletas mataron a varios allegados de Villarroel.
El presidente en vez de huir siguió en el interior de Palacio y se ocultó en un ropero que estaba en la planta baja. Se cree que alguien lo vio esconderse y con ráfagas de metralleta lo mataron sin abrir la portezuela.
Luego del hecho, abrieron la pequeña puerta y el cuerpo de Villarroel cayó pesadamente. No contentos con verlo muerto, su cuerpo fue arrastrado hasta la planta superior y por una de las ventanas que da a la calle Ayacucho lo botaron. Cayó sobre uno de los tanques y desde allí lo siguieron arrastrando hasta uno de los postes de luz de la Plaza Murillo.
En el camino su cuerpo fue desgarrado por puntas de gancho utilizadas por varias mujeres que siguieron destrozando la humanidad de Villarroel. Un grupo de personas que días antes se presume vio noticias en el cine sobre el colgamiento de Mussolini en Italia al término de la Segunda Guerra Mundial (1941-1945), exigió que se haga lo mismo con el presidente.
Fue la gente humilde, a la que ayudó Villarroel en su momento, la que descoló el cuerpo, para luego velarlo y darle cristiana sepultura. Entre esos hombres, estaba el que iba a ser líder sindicalista Filemón Escóbar quien junto a muchos huérfanos abandonaron su hogar para salvar el cuerpo que era destrozado sin piedad.
Escóbar recuerda que Villarroel fue siempre querendón de los humildes, por eso en el hogar donde vivía les construyó una cancha de basquetbol y una piscina.
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