Muchos líderes indígenas, obreros, sacrificaron su vida, por mejores condiciones de vida, contra la miseria, desocupación, explotación, contra la clase dominante que tiene a favor el poder político y económico, contra la opresión cultural de los pueblos indígenas, por la libertad de expresión y recuperar la democracia.
Hasta ahora no se ha superado la miseria, hambre, desocupación, niños y niñas pobres, niños mendigando, están creciendo las pandillas, la drogadicción, violencia, corrupción, el racismo, la delincuencia ha aumentado, imperando el miedo en los ciudadanos.
Hace 35 años, el 17 de julio de 1980, se ha producido el golpe de García Mesa a un gobierno democrático, donde murieron muchos líderes políticos y sindicales, perseguidos, exiliados, por el régimen político narcofacista dictatorial.
En esa época países latinoamericanos estaban bajo gobiernos dictatoriales, militares, bajo el dominio y órdenes del país del norte. Los trabajadores bolivianos, obreros, mineros, de las ciudades, del campo, magisterio, estudiantes universitarios, pueblo en general, lucharon por recuperar la vida democrática del país. Los países de América Latina tenían gobiernos antidemocráticos, en Bolivia los trabajadores organizados bajo la dirección de la Central Obrera Boliviana, COB, pusieron resistencia a los golpes militares. Con estos gobiernos antidemocráticos, no había libertad de expresión, no se respetaba los derechos humanos, no había libertad de organización, había persecución a los dirigentes laborales, considerados extremistas.
En marzo de 1980 también murió el sacerdote católico Luis Espinal en manos de los narcofacistas, por defender los derechos de los trabajadores obreros y campesinos, por la libertad de expresión, por una justicia social.
El 17 de julio fue asesinado el líder político del Partido Socialista Uno, Marcelo Quiroga Santa Cruz, en las oficinas de la COB, de la ciudad de La Paz, conjuntamente con el murieron otros líderes políticos y sindicales, por defender la vida democrática del país. Los paramilitares asaltaron las oficinas de la COB, los medios de comunicación, cerraron la libertad de expresión, ocasionado sangre luto en las familias bolivianas.
Marcelo Quiroga líder socialista, hubiera llegado hacia la presidencia, para establecer un gobierno popular, pero las manos de los narcofacistas, han segado su vida, hasta hoy no se sabe dónde se encuentra el cuerpo del compañero Marcelo.
En los gobiernos dictatoriales de la década del 70, 80 no existía libertad de organización, libertad de expresión, libertad de pensamiento, se decía, orden, paz y trabajo, todos tenían que obedecer las órdenes del poder ejecutivo. No existía seguridad ciudadana, había persecución, exilio, muchos dirigentes, salieron del país, porque no existía garantía, habían desaparecidos, padres e hijos, sin poder encontrar a sus familiares, maltrato físico, psicológico de los trabajadores.
Marcelo fue parte de la lucha, por una vida democrática, era un buen líder político, pero lo mataron, siendo un líder carismático. En el país se necesita nuevos líderes democráticos para transformar estructuralmente la economía de Bolivia.
El mejor homenaje que debemos hacer los bolivianos por los líderes desaparecidos por una causa común, por una justicia social, es revisar la historia, recuperar las ideas positivas, seguir luchando por liberarse del dominio del imperio económico, mantener los principios éticos, fines, valores culturales. Los líderes democráticos jamás deben mentir a los trabajadores, al pueblo, deben decir la verdad y si han cometido algún error, deben reconocer, sacrificio por los demás, tener compromiso de honestidad con la sociedad, renunciar cualquier ambición personal de lucro. Luchar porque sus hermanos salgan de la miseria, tengan trabajo, gocen del pan del día, sean solidarios con su compañeros que sufren de cualquier forma de explotación y opresión cultural.
A la generación actual hacerle conocer a los hombres que han luchado por una causa común, como Luis Espinal, Marcelo Quiroga Santa Cruz y otros líderes sociales.
Los que están en función de gobierno deben tomar en cuenta los principios y sacrificios de estos hombres que murieron por recuperar la democracia, defender la libertad de expresión, de organización, la participación de los trabajadores, luchar contra toda forma de corrupción.
Y la población, los trabajadores no debemos perder de vista los principios éticos e ideológicos, espirituales, culturales, por liberar a nuestros pueblos del dominio económico de las transnacionales, ser críticos y autocríticos en la vida política, defendiendo la libertad de pensamiento, parte de la vida democrática del país.
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