Sábado 18 de julio de 2015
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Una vida en la Tierra vivida y orientada sólo hacia la materia, es tiempo perdido y energía derrochada. Después de pasar por la Tierra, un alma que ha vivido así volverá a encarnarse y a pasar por el camino de la materia hasta que despierte y vaya por el camino de la luz interna. La humanidad se ha vuelto ignorante respecto a estas leyes a causa de las ataduras eclesiástico-dogmáticas, de esta forma ya no capta el profundo sentido de su vida en la Tierra.
Muchos hombres acusan a Dios de sus enfermedades, desgracias y fracasos, ya sean golpes del destino, pobreza, ataques de otros, disputas familiares o incluso desavenencias por divorcios y muchas cosas más, en resumen por todo lo que el mar de causas y efectos, que ellos mismos han creado, arroja a la playa. Antes o después, aparecen los efectos de cada causa.
Ningún alma se librará de tener que reconocer sus causas creadas, y de arrepentirse de ellas. No importa si el alma se encuentra encarnada o en los planos astrales, toda causa recibe más pronto o más tarde su eco.