Eran tiempos distintos, tiempos donde las botas y las gorras se resistían a perder el poder que habían establecido entrando por la ventana a la silla presidencial de manera recurrente desde 1964 para adelante.
Así, el 17 de julio de 1980 apareció el Gral. Luis García Meza, junto a su colaborador más cercano Luis Arce Gómez, quienes protagonizarían la última dictadura militar sangrienta (por lo menos hasta ahora).
Está claro que el golpe se vino preparando desde meses antes al día mismo del hecho; recordemos la muerte del padre Luis Espinal. Se cuenta que todas las noches, frente a su casa enamoraban supuestamente una pareja; en realidad eran los sicarios del futuro dictador, que después de informarse con claridad meridiana de las horas de llegada y salida del padre, poco después, secuestraron y asesinaron, exactamente el 22 de marzo del año del golpe.
La historia registra también, que la mañana del 17 de julio en la Central Obrera Boliviana (COB) estaban reunidos los dirigentes sindicales de la cúpula alta de esta organización matriz y algunos dirigentes políticos entre ellos Marcelo Quiroga Santa Cruz (PS-1) y Carlos Flores (MIR), entre otros.
Entre tanto ya estaba en marcha el golpe, pues, varias ambulancias se dirigían presurosas hacia la COB; eran los paramilitares asesinos que usando los vehículos de salud del Estado estaban llevando a cabo su plan criminal.
Una vez en la Central Obrera Boliviana dispararon sin medida a todos los que encontraban a su paso asesinando en el acto a Carlos Flores Bedregal, el dirigente minero Gualberto Vega Yapura y secuestrando a Marcelo Quiroga Santa Cruz herido al cuartel de Miraflores para torturarlo, después asesinarlo.
La voz del Presidente dictador se escuchaba en casi todos los medios de comunicación de masas, manifestando que se quedará 20 años en el poder sosteniendo al país si es preciso a base chuño y charque, y que además estaba dispuesto a acabar con el cáncer marxista.
Obviamente se cerraron los caminos de la democracia; determinó la prohibición de funcionamiento de los partidos políticos, de las organizaciones sindicales, persecución de los líderes naturales, exilio, tortura y muerte.
Como todo gobierno autoritario y dictatorial clausuró, con violencia, todos los medios de comunicación críticos, dando curso sólo a los medios que estaban con él, en definitiva aplicando el método de la mordaza a todos los medios que elaboraban información imparcial para hacer conocer al pueblo todo lo que realmente estaba pasando.
Todas las instituciones públicas fueron tomadas, incluido el Poder Judicial de entonces donde los supremos, jueces, fiscales eran serviles al régimen para juzgar a quien le convenía sin debido proceso. Claro la Constitución fue pisoteada y el Poder Legislativo cerrado.
El gobierno de Luis García Meza, casi de inmediato fue aislado de la comunidad internacional, por la violación constitucional a los derechos humanos, etc., además, fue percibido que era un gobierno que estaba metido en negocios sucios.
Los negocios más visibles fueron piedras semipreciosas de La Gaiba, el negocio del diario del Che y el narcotráfico. Este último fue encabezado personalmente por Luis Arce Gómez que a la vez utilizó a Sonia Sanjinés de Atalá, quien fue conocida como la reina de corona blanca internacionalmente, por lo menos en el mundo de los narcotraficantes más poderosos como Pablo Escobar, Papo Mejía y otros de entonces.
Lo importante en esta hora es preguntarnos: ¿qué hemos aprendido después de 35 años de esta funesta experiencia? ¿Ya no hay mordaza a la prensa?, ¿hay debido proceso a las personas? ¿Ya no hay presos políticos? ¿La justicia ya no está controlada por un grupo de mafiosos como en el pasado? ¿Hemos acabado con la corrupción? ¿Desapareció el narcotráfico? ¿Ya no se nombra a dedo a las autoridades?, ¿se terminó la persecución política? ¿Respetamos la Constitución?.
La recuperación de la democracia el 10 de octubre de 1982, fue a costa de mucha sangre, sangre que no puede ser derramada en vano, sangre que nos obliga respetar la institucionalidad, a la Constitución Política del Estado, la independencia entre los órganos del Estado, la existencia de los partidos políticos con distintas visiones, la justicia con apego a la Ley, los derechos humanos y fundamentales la tolerancia y convivencia pacífica
No basta con tener en la cárcel a Luis García Meza y Luis Arce Gómez (que los tenemos) ni repetir la palabra democracia una y otra vez, se trata de aplicar y fortalecer cada día con nuestros actos, para que nunca más vuelvan autoritarios y dictadores sean de derecha, de izquierda, de centro, civil o militar.
(*) alejo-s-21@hotmail.com
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