El problema de la basura tiene en jaque a las autoridades municipales de casi todas las ciudades del país, algunas con más complicaciones que otras, pero de manera general, todas sufriendo el drama de eliminar los deshechos que genera la población cotidianamente y por diversas causas se acumula en sitios que por su ubicación, muchos céntricos, resultan propicios para que los vecinos los usen indiscriminadamente y hasta los conviertan casi "oficialmente" como botaderos públicos.
Mencionamos diversas causas y, una de orden preocupante es sin lugar a dudas la indisciplina ciudadana, a lo que se suma el incumplimiento en el trabajo de los responsables de efectuar oportunamente el retiro de los desechos sólidos que están en calles, plazuelas y espacios próximos a centros de abasto.
La responsabilidad ciudadana está en el cuidado de cada persona de evitar deshacerse de la basura en cualquier sitio, próximo a su vivienda o lugar de trabajo y a toda hora, sin respetar disposiciones vigentes, mínimamente señaladas para impedir suciedad en la ciudad.
Si bien es cierto que cada municipalidad tiene responsabilidad directa en el aseo de la ciudad, en el caso de la basura, a través de empresas incluso privadas y especializadas en la materia, indudablemente que esa labor se ve seriamente afectada por deficiencias de las empresas, por limitaciones económicas de la comuna que no puede sostener adecuadamente un servicio de recojo de basuras y menos implementar como corresponde la disposición de contenedores y hasta de basureros callejeros, por lo mismo dando lugar a que la vecindad opte por la vía más práctica de echar basura a las calles.
En nuestra ciudad se observa el crecimiento en la ubicación de lo que se puede calificar como microbasurales callejeros, pero que por falta de sanciones y el retiro oportuno de esos desechos, se convierten en macrobasurales oficiales y es ahí donde se produce un doble problema, porque la existencia de centenares de perros vagabundos hace que la basura sea esparcida convirtiéndose en un grave problema de contaminación, poniendo en riesgo la salud ciudadana y en una abierta molestia para la vecindad de muchas zonas de nuestra ciudad.
Evidentemente tener en funcionamiento una eficiente unidad de aseo urbano, sino una empresa especializada, implica una fuerte inversión, que sin embargo y por las condiciones en que se desenvuelve el sistema en nuestra ciudad, debería merecer una atención más efectiva y práctica para refinanciarse, pero además para reorganizar un sistema de recojo de basuras, por barrios, con horarios y en días determinados, que se cumpla con la mayor eficiencia, como también cumplirse las regulaciones que impidan a los vecinos disponer sus basuras donde quieran y puedan.
El tema por lo que se observa, tiene que ver con disciplina colectiva y aunque no se quiera con educación familiar, de modo que toda persona cumpla con el deber de mantener limpia la ciudad y quien infrinja normas vigentes sea pasible a sanciones pecuniarias que se incrementen en caso de reincidencia.
El crecimiento de los basurales callejeros debería ser asunto de importancia primaria en los planes de las autoridades municipales, actualizando disposiciones relacionadas con el tema y facilitando las condiciones para fortalecer la empresa de aseo que necesita más vehículos apropiados, más contenedores y basureros públicos, además de poner en práctica una fuerte campaña de motivación ciudadana, para disciplinar a los malos ciudadanos.
Fuente: LA PATRIA
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