Miercoles 15 de julio de 2015
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Editorial y opiniones
El Papa removió la fe y fortaleció las esperanzas
15 jul 2015
Armando Mariaca V.
Mientras el Papa Francisco estuvo en Roma o de visita en otros países, hubo sentimientos de admiración y afecto por su temple y deseo de cumplir su misión pastoral; pero, saberlo en la propia patria, sentirlo presente, ver su sonrisa, escuchar sus palabras plenas de sinceridad, humildad, amor y fe, fue algo único porque la mayoría del pueblo que se dio cita para verlo pasar, así sea en pocos segundos, conmovió los corazones e hizo que se derramen copiosas lágrimas.
El Papa Francisco, como ocurrió con los carismáticos Papas Juan XXIII, Paulo VI y Juan Pablo II, fortaleció la fe de las personas, hizo que renazcan los sentimientos más sinceros por la fe en Cristo y la prédica de Su palabra con la lectura de los Evangelios. Normalmente, es difícil, y hasta imposible, creer que un ser humano pueda despertar caudales de sentimientos diversos tan sólo con su palabra.
Remover la fe - muchas veces dormida o, en muchos casos, sin sentido y fuera de cualquier comportamiento - no siempre debe ser fácil porque para la mayoría de los creyentes y no creyentes, es simplemente un sentimiento, una sensación sobre la presencia de Dios en nuestras vidas. La fe, como señalan las escrituras, "puede mover montañas" y, así, generalmente remueve corazones duros, contrarios a todo sentimiento religioso, diferente a cualquier sensación en pro del prójimo y sólo apegado a materialismos e intereses creados.