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Domingo 12 de julio de 2015

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Revista Dominical

La fuerza del arte

12 jul 2015

Carlos Decker-Molina

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A veces las noticias de los diarios o de la televisión, incluida la radio quedan ahí, en el mejor de los casos como materia de discusión o debate en horas sociales. Informan y crean el basamento del conocimiento político, pero no tienen la fuerza permanente de algunas obras de arte incluida la poesía.

Por ejemplo la opera Aida cuenta cómo la violencia y la religión se entreverán en una cruel alianza, y sí seguimos con la ópera, Otelo nos muestra cómo la moral bélica puede pervertir la psicología de cualquier mortal. Ambas obras de Verdi son un homenaje a la paz, vistas y escuchadas hoy pueden ejercer de despertador de conciencias frente a las guerras asimétricas que nos rodean.

Jean Sibelius y su obra Finlandia compuesta en 1899 es un monumento musical viviente sobre la libertad y la soberanía, en contra de la brutalidad del sojuzgador y, finalmente cito a la Guernica de Picasso que es un cuadro que fascina porque testifica el feroz bombardeo fascista de Franco. Ninguna de esas obras son panfletos políticos o ideológicos.

Las películas como Leviatan (rusa), Timbuktu (franco/Mauritania) o El retorno (china), tienen una fuerza feroz (cito sólo las que he visto últimamente). Cómo olvidar el sermón del cura ruso coludido con el poder político. O los niños mauritanos que juegan un fútbol imaginario porque los yihadistas del Estado Islamita han prohibido la práctica del balompié y sin embargo sus soldados comentan los últimos resultados de la copa europea en sus momentos de guardia. O la amnesia de Li Gong que es la mujer del profesor universitario chino que es acusado de traidor de clase y obligado a re educarse en una prisión. Cuando vuelve de la cárcel acompaña a su mujer, que no lo reconoce, a esperar al marido (que es él) en cada tren de cada semana durante decenas de años.

El buen arte inspira, alegra, provoca, revoluciona y a veces llena de bronca. Es decir el arte incita a pensar, casi siempre sé va más allá de la obra. Y, eso es lo que me pasó hace unas semanas en Örebro (Suecia).

Open Art tiene lugar en la ciudad sueca de Örebro es una bienal, pero, organizada de una manera que bien podría imitarse en alguna ciudad boliviana. Cuando pregunté a uno de sus organizadores me dijo que la diferencia entre la bienal, por ejemplo de Venecia, la de Örebro se organiza con una convocatoria internacional, se pide a los artistas que envíen sus solicitudes de participación. Para el Open Art de este año llegaron 400, que un jurado las redujo a 70 diferentes artistas algunos con más de una obra. Paralelamente (y siguiendo la tradición de otras bienales) se invita a algunas figuras de prestigio mundial como el chino Ai Weiwie a quien ya lo había visto en Estocolmo o el francés Sylvain Ristoris (Sambre).

La otra diferencia es que Open Art está en calles, plazas, galerías comerciales, sitios eriazos y salones de exposición o museos que no cobran ni un peso.

Mi intención es compartir con mis lectores por lo menos algunas fotos de Open Art y, que sea inspiración para que Bolivia sea la patrocinadora de un Open Art latinoamericano.

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