Sábado 11 de julio de 2015
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Causó sorpresa el anuncio oficial de "Promociones Gloria" y el silencio cómplice de diferentes estamentos del Estado Plurinacional de Bolivia que avalan el viaje de una representante que llevará la bandera tricolor al certamen de Miss Universo organizado por el racista Donald Trump.
Para muchos (me incluyo) el concurso es una de las expresiones decadentes donde desfilan muchachas luciendo piernas y traseros con la esperanza de que sus dones naturales, alguna cirugía, mucho maquillaje y tanto esfuerzo les permitan salir del anonimato. Muchas chicas de extractos populares son las que más se animan al desafío.
Sin embargo, también celebridades comenzaron así, como la extraordinaria Sofía Loren. En varios lugares, los concursos de belleza son una verdadera industria y hay especialistas en preparar a las que siempre estarán entre los primeros puestos. También se conoce que en demasiados casos, el título se define por corrientes políticas u otros intereses y no por la belleza. Nada nuevo, así sucedió en el primer duelo mitológico entre Afrodita, Palas Atenea y Juno. Los países socialistas se abstuvieron en participar. En cambio, grandes magnates como Trump aprovechan el "comercio de la carne".