Viernes 10 de julio de 2015
ver hoy
No me cansaré de reivindicar la democracia. La conquista política más grande de la historia humana lo merece. Cuando ella alcance la madurez, nuestros pueblos serán libres y felices.
Una de las virtudes que tiene, es ser un instrumento efectivo de la lucha contra la corrupción pública. Pareciera una falsedad decir esto, a la luz de las "democracias" corruptas que soportamos en el continente, pero no lo es.
Lógicamente me refiero a la democracia verdadera, no a las "democracias" bananeras, que la poca cultura democrática de nuestros pueblos tolera. Me refiero a la democracia que aprobaron por unanimidad los políticos del continente, en la XIX asamblea de la OAE en Lima Perú, el 11 de septiembre de 2001. La democracia de La Carta Democrática Interamericana (CDI).
La democracia que respeta derechos humanos y las libertades fundamentales. La democracia donde los gobernantes se sujetan al Estado de Derecho y donde se celebran elecciones periódicas, libres, justas. La democracia del régimen plural de partidos y organizaciones políticas; y la separación e independencia de los poderes públicos (artículo 3 CDI).