La concesión a Chile, de una “pausa solidaria” en las conversaciones que Bolivia sostiene desde hacen 131 años, por lo menos, para encontrar el camino de solución a su ilegal y anómalo enclaustramiento marítimo, significa “una ruptura oficial” en el largo y sacrificado proceso que la Diplomacia Boliviana ha construido durante todo ese tiempo, siguiendo la línea inalterable de la reivindicación de sus derechos que tiene sobre el Océano Pacífico. Este “quiebre” provocado como una demostración de solidaridad frente a los desastres naturales que sufre el vecino país, no encuentra una justificación diplomática plena, puesto que los procesos de negociación son muy prolongados, de profundo análisis por especialistas que se rigen por una política definida.
El complejo problema trinacional, que sostienen Bolivia, Perú y Chile, según los Tratados firmados durante el siglo pasado, por sus connotaciones continentales, no debería sufrir estos vacíos diplomáticos en el curso de las negociaciones que sostienen las partes, y menos otorgar esos lapsos de tiempo por una “concesión solidaria” que voluntariamente ofrece la parte más afectada del conflicto bélico que se produjo a partir de la invasión de tropas chilenas a territorio boliviano, precisamente, a partir del 23 de marzo de 1879.
La suspensión del tratamiento del tema marítimo boliviano y el proceso de negociación sobre las aguas del Silala, no alteran ni interfieren el trabajo de reconstrucción del centro y sur de Chile, cuya responsabilidad es propia del nuevo gobierno de ese país, a no ser que se busque la forma de encubrir una ineficiente y fracasada gestión que condujo el viceministro responsable, durante el primer período de gobierno del Movimiento al Socialismo (MAS).
Objetivamente, la búsqueda de soluciones al “enclaustramiento marítimo boliviano”, en 131 años no ha encontrado la respuesta positiva que los bolivianos aspiran para salir del estado de subordinación y dependencia a que ha sido sometido por Chile, desde 1879, cuando se produjo la cruenta guerra del Pacífico. Ni siquiera se ha logrado abrir un haz de luz que reconforte el espíritu de más de 10 millones de habitantes que, durante todo ese tiempo, no perdieron la esperanza, ni la fortaleza que sembró Don Eduardo Abaroa, al ser inmolado por el enemigo que lo acorraló en el Puente del Topater, sobre el Río Loa, en las afueras de su ciudad natal, Calama.
Son 131 años que Bolivia vive agobiada y sin posibilidades de decidir, con plena independencia y soberanía, sobre el futuro desarrollo y bienestar de su población, limitantes que afectan su viabilidad como nación enclavada en el centro del Continente Americano. Grandes fueron y son las dificultades que enfrenta el país, en el proceso de consolidación de su presencia sobre el Océano Pacífico.
Después de la injusta guerra que cercenó el único acceso de Bolivia a las costas del Pacífico, el país ha sostenido una constante e incansable “guerra diplomática”, tanto en los niveles bilaterales con Chile y Perú, como en foros internacionales. Los resultados, según informes oficiales, fueron -en algunos casos- “cautelosamente positivos”; por “lo general, negativos”, pero también, provocaron circunstancias que permitieron a Chile y Perú, eludir la propuesta para evitar una línea de entendimiento inicial, ante las diversas propuestas planteadas por la diplomacia boliviana.
Reiteramos que, especialmente, Chile nunca tuvo la voluntad política de avanzar de manera seria y ordenada, en el tratamiento del tema marítimo, ya sea en los niveles bilateral, como multilateral, pese a que las múltiples resoluciones de los foros regionales y mundiales, recomendaban con énfasis a realizar “los esfuerzos necesarios para encontrar una solución al conflicto”. La “Diplomacia Chilena”, en el curso de ese lapso de tiempo, sólo ha mostrado un “terminante rechazo” al planteamiento de Bolivia, y mediante su clásico comportamiento dual de indefinición, elude todo intento de alcanzar un entendimiento de paz en el Continente, lo cual constituye una constante en la política exterior del Mapocho.
Es así cómo, en ese tiempo, Bolivia no pudo alcanzar un mínimo de su objetivo, de afianzar su acceso soberano al mar por territorios que habían sido de Bolivia, hasta antes de la Guerra del Pacífico. Muestras de este esfuerzo, son las “guerras ganadas” en todos los foros internacionales, cuyas declaraciones o resoluciones sostienen que el Conflicto Marítimo de Bolivia tiene carácter multilateral y afecta a la paz y a la convivencia de los Estados en el Continente Americano.
Este 23 de marzo, ha permitido que la población boliviana desde todos los rincones de la geografía nacional, exprese su anhelo e irrenunciable derecho que tiene sobre el Pacífico, pero también ha renovado su esperanza de volver a sus antiguas costas, con todos sus derechos soberanos y obligaciones históricas acumuladas durante los 131 años de injusticia y encierro en el centro del territorio continental. Pero también ha lamentado que durante los últimos años, pese a las óptimas relaciones políticas de los gobiernos de Bolivia y Chile, no se haya avanzado en la búsqueda de acercamientos a la solución del conflicto.
Tal como dijera el dictador Pinochet, en los años 70´, “el territorio de Chile no se toca”; la demócrata Bachelet y el nuevo presidente de ese país, aseguran que “el tema marítimo no se toca”, peor hoy, cuando el principal problema de ese país, es la reconstrucción de sus territorios del sud. En el presente, la “política de la confianza mutua” propuesta por los dos mandatarios, en cuatro años, ha fracasado. De esta manera, ese proceso que culmina con el cambio de gobierno, constituye una nueva frustración que sufre el país, más aún, si se considera que el mar es la única y máxima aspiración indeclinable e irrenunciable para todos los bolivianos. La “Agenda de los trece puntos”, no difundida adecuadamente por los mecanismos de la Cancillería de la República”, se mantiene como una contribución a mantener, por siempre, el encierro de Bolivia y sacar del pensamiento boliviano, ese derecho que tanto se reclama.
(*) Periodista
Para tus amigos:
¡Oferta!
Solicita tu membresía Premium y disfruta estos beneficios adicionales:
- Edición diaria disponible desde las 5:00 am.
- Periódico del día en PDF descargable.
- Fotografías en alta resolución.
- Acceso a ediciones pasadas digitales desde 2010.