Fortalecer en la educación la cultura de la vida y para la vida
06 jul 2015
Roberto Chura Choque
Los pueblos indígena originarios están sustentados en el origen de que como han vivido los bisabuelos y abuelos y, ahora como la humanidad debe vivir, ya que el mercado mundial, el consumismo, el corporativismo, el capitalismo que son productos de un paradigma occidental, que ha ocasionado causas profundas de la grave crisis social, económica y política. Ante estas condiciones desde las diferentes comunidades de los pueblos originarios de Abya Yala decimos que en realidad se trata de una crisis de la vida.
Bajo el influjo de este momento histórico, toda la sociedad está inmersa en tiempos de cambio y a la vez, todos y cada uno de los seres humanos somos corresponsables, como generación, de coadyuvar a estos cambios, paradigmas de la vida, en lugar de aquellos individualistas y homogeneizadores que han causado tanto daño en las relaciones interpersonales y sociales.
El paradigma de la vida dominante percibe al individuo como el único sujeto de derechos y obligaciones, instituyéndolo como el único referente de vida. Por lo tanto, los sistemas jurídico, educativo, político, económico y social se adecuaron y responden a los derechos y obligaciones meramente individuales.
La visión del capital como valor fundamental del pensamiento occidental generó enormes brechas entre ricos y pobres. Estos referentes de vida han propiciado un escenario de desencuentros y han ido profundizando cada vez más los abismos entre seres humanos y todo lo que les rodea, llevando a la humanidad a un alto grado de insensibilización. Mas allá de lograr una mejor calidad de vida, cual fuera la promesa de la modernidad, la humanidad avanza cada dia más hacia la infelicidad, la soledad, la discriminación, la enfermedad, el hambre...y, más allá de lo humano, hacia la destrucción de la Madre tierra.
Ante esta realidad, surge como respuesta y propuesta, la cultura de la vida, que corresponde al paradigma ya no individualista sino comunitario, el cual llama a reconstruir la visión de comunidad (Común-unidad) de las culturas ancestrales. Esta herencia de las primeras naciones considera a la comunidad como estructura y unidad de vida, es decir, constituida por toda forma de existencia y no sólo como una estructura social (conformada por humanos). Ello no implica una desaparición de la individualidad, sino que ésta se expresa ampliamente en su capacidad natural en un proceso de complementación con otros seres dentro de la comunidad.
Es muy importante reconstruir, fortalecer y practicar la herencia de nuestros abuelos; esta cosmovisión emergente que está en proceso de reconstituir la armonía y el equilibrio de la vida con la que convivieron nuestros ancestros, y que ahora es la respuesta estructural de los pueblos indígena originarios: el horizonte de vivir bien o buen vivir y, la educación es la tarea de todos que debemos llevar en armonía, la cultura de la vida y para la vida.
(*) Profesor
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