Sábado 27 de marzo de 2010

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“Señor, quiero pedirte salud para mí y mis compañeros, cariño leal para mis adversarios, que ante todo son mis amigos, fuerza para enfrentar los desafíos, entereza para asimilar las derrotas, humildad en mis triunfos y ganas para seguir saltando, corriendo, lanzando, marchando, hasta que tú nos digas basta y nos convoques a la última prueba, entonces sin importar los años que tenga, estaré listo en la línea de partida, a tu lado, de zapatillas y pantalones cortos, como quiero que me recuerden, un atleta feliz y contento con mis años de triunfos y derrotas. Ahora Señor después de charlar contigo, con el corazón menos agitado, debo seguir entrenando para mantener en forma el cuerpo y alma con que me premiaste.
Amén”.
Fuente: LA PATRIA