Viernes 03 de julio de 2015
ver hoy
Muchos reflexionan acerca de Dios, que es la vida y analizan también al ser humano, encontrando raras veces cosas buenas en él. El cerebro del ser humano no está entrenado, por eso muchas células cerebrales están sin utilizar. Toda la existencia terrenal del ser humano transcurre año tras año por carriles estrechos, con estrechez de miras en la forma de pensar, hablar y obrar.
Cada cual piensa sólo en sí y cada cual quiere sólo para sí mismo, los demás le dan igual. Una y otra vez transcurre todo según el mismo esquema, siempre pensamientos y palabras iguales, centrados en la materia, en el mundo, egocéntricos, intelectuales. La realidad del Espíritu que lo traspasa todo, es excluida. También el comportamiento del ser humano está en muchos casos marcado por esta forma externalizada de pensar y hablar. Esto no tiene nada que ver con la vida, es un mero vegetar. Ésta es la causa, entre otras, de la indiferencia y de la dejadez en lo que concierne al pensar, al investigar y a la búsqueda más profunda de Dios.