Miercoles 01 de julio de 2015
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Parece que a don Evo le interesa ahora, y en serio, la educación. En su constante periplo por el mundo ha debido toparse varias veces con una verdad de las llamadas axiomáticas (evidentes por sí mismas), que talvez precisamente por eso, en países de sordera crónica, no se oyen. Es pues verdad que ningún país va más allá de donde ha llegado su educación. Casi diez años ya en el poder, y la tal "Avelino Siñani" (marco normativo de la reforma), es todavía una amenaza anunciada.
¿Eso habrá llegado a los oídos del Presidente? El otro día lanzó al aire (por los medios) dos preguntas cruciales: "¿Cuáles son las dificultades para aplicar la nueva Ley Avelino Siñani, y cómo mejorar el manejo de la tecnología en el proceso de la enseñanza?". Unas 120 mil almas engrosan las listas docentes, sin contar los fantasmas, y parece que a todos les ha cogido "en cueros", como se dice, puesto que hasta ahora nadie ha respondido. Están callaros nomás, y en siete idiomas; talvez en los 36 del Plurinacional. La peor respuesta es siempre el silencio.
