Domingo 28 de junio de 2015

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Sentí un inusual desdoblamiento. Desde la butaca de la Sala 2 en la Cinemateca Boliviana paceña, oscura y vespertina, quería que la heroína conquistase al hosco militar y respaldé a ese capitán cuando escondió el camión para evitar las bombas de la aviación enemiga. Desde mi memoria más larga, imaginaba que aquel piloto merecía la victoria; ojalá averiara todas esas cisternas que querían alcanzar la línea de combate para aliviar la sed de los combatientes.
Por primera vez en mi vida vi un film donde los malos eran los bolivianos, sobre todo aquellos que defendían el Fortín Boquerón en plena canícula chaqueña, al noroeste de Asunción, al sureste de La Paz. Como la mayoría de los crecidos después de 1932, escuché en mi infancia y adolescencia los relatos heroicos sobre Manuel Marzana y ese puñado valeroso que ahí luchó, que simbolizaba el coraje que inspira la patria.
La película de Lucas de Mare, "Hijo del Hombre", también difundida con el título "La Sed" o "Choferes del Chaco" se basa en un relato del escritor paraguayo Augusto Roa Bastos, quien ayudó en el guión; cuenta entre sus protagonistas con el español Francisco Rabal y Olguita Zubarry. Aunque data de 1961, seguramente ninguna empresa distribuidora optó por difundirla masivamente en Bolivia.