La calle Junín, antigua tradición de la Cruz Verde

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“Y el pueblo altivo que su fe no pierde

Su egregia tradición selló ferviente

Emparedando abierta una Cruz Verde”

El extracto de “Sonetos de Mi Tierra” de Julio César Cadima evoca un pasado de tradición en una de las esquinas de la calle Junín y La Plata.

Transeúnte que osaba cruzar esta calle a altas horas de la noche era sorprendido por su presencia, quedando desmayado o muerto por la impresión, salir de la casa en noche cerrada era un riesgo.

En el siglo veinte, en coexistencia con la modernidad, la iluminación de la calle por alumbrado eléctrico debilitó la tradición, la casa fue derruida y la Cruz Verde ocasionalmente estuvo en la Capilla del Socavón, luego en un depósito Municipal y en el último tiempo encuentra cobijo al interior del Santuario. Aun a mediados de siglo veinte, una crónica solitaria de un periódico local reproduce el testimonio de un testigo, tal vez el último, que evidenció haber visto la Carreta de Fuego. Nunca se supo más, y se quedó para tradición de los vecinos antiguos que contaban sus relatos, como aquel exordio recogido por el Dr. Alfonso Gamarra Durana.

Esta calle en particular, más que el nombre colonial de “San Juan de Dios”, fue conocida como de la “Cruz Verde”, hasta la época Republicana, calle nominada de Chimborazo por el volcán que sirve de Frontera entre Colombia y Ecuador y es el mismo nombre del Barco que transportó a Bolívar en la costa del Pacífico. Posteriormente el nombre de Junín se estableció como recuerdo de una de las últimas batallas que permitieron la Independencia de Bolivia.

Esta calle ahora, ya no inspira ese temor demoníaco, sin embargo, la urbanidad no quitará la historia de una calle que mantiene entre sus cuadras una tradición colonial que perdura a pesar de los años pero que vive aún en los Rincones de Mi Tierra.

Fuente: LA PATRIA