Luchemos contra la violencia a la mujer, uniendo las manos por Oruro
24 jun 2015
Joshua Bellott Sáenz
Fides virtual publicó a propósito del "Día Mundial Contra la Violencia de Género"; a finales del 2014, algunas estadísticas y análisis sobre esta temática, citando fuentes oficiales. El Instituto Nacional de Estadística y el Viceministerio de Igualdad de Oportunidades, identifican que nueve mujeres de cada 10 son víctimas de algún tipo de violencia, así también, se cuenta con registros de que el 87% de las mujeres en Bolivia sufren algún tipo de violencia intrafamiliar (Noticias de Bolivia).
Asimismo, se menciona en el mismo artículo, que de cada 10 personas que se acercan a algún servicio que trata casos de violencia, 9 son mujeres. Por otro lado, el Centro de Información y Desarrollo de la Mujer (Cidem), informó que los hechos de violencia en el hogar son los más habituales en Bolivia. En lo que va del año (2014) se presentaron un total de 79.000 denuncias de mujeres abusadas físicamente y 98 feminicidios, de los cuales más del 50% fueron feminicidios íntimos conyugales, y por supuesto, recalcaron que muchos casos no son reportados. El 42% de estos casos son de mujeres entre 18 y 30 años y los motivos principales fueron los celos.
En realidad, queda claro para todos los lectores que las estadísticas mencionadas son más que alarmantes, porque en los hechos muestran que casi todas las mujeres bolivianas son víctimas de algún tipo de violencia, lo cual significa que en nuestras familias, nuestras hijas, madres o hermanas, casi en su totalidad fueron en algún momento, víctimas de violencia.
Si tomamos en cuenta esta estadística; con amplias simplificaciones, significa también que de cada 10 varones, 9 ejercen violencia de algún tipo contra las mujeres; y como la violencia provoca violencia, mujeres en su defensa o en venganza podrían también cometer actos violentos, por lo cual podemos afirmar, que vivimos en una sociedad con altísimos índices de violencia. Por lo expuesto y dado este oscuro panorama, es importante preguntarnos, si estos niveles de violencia existían desde hace muchos años, o ¿es un fenómeno actual?; y si esto es así, ¿cuáles son los factores que provocaron esta catástrofe social?; y como una causa lógica de este problema, ¿qué está fallando en la educación que los padres y madres imparten a sus hijos e hijas?
Según los mismos informes, se tiene que el 13% de los varones sufrieron violencia, por lo cual también conviene preguntarnos, si estas cifras son reales o están sub-identificadas, dado el análisis anterior y la realidad en la que vivimos. Sin embargo, independientemente de esto, es importante que como bolivianos, y especialmente como orureños, tomemos cartas sobre el asunto para tratar de remediar este mal público que destruye nuestras familias y degrada la moralidad y el orden social, que propendamos a la equidad de género y no sólo a la supremacía de unos sobre otros, como nos demostró nuestra historia a nivel mundial y nacional.
Continuando con la revisión de algunas cifras, un Diagnóstico Sobre la Violencia Sexual Comercial en Bolivia, patrocinado por dos organizaciones ICCO y Conexión Fondo de Emancipación, publicado el 2012, menciona que en la ciudad de Oruro se identificó 1.115 niños, niñas y adolescentes trabajadores y en situación de calle, con falta de estudio o de alimentación, inicio de drogadicción, alcoholismo, situaciones de aborto o venta de sexo, a partir de sus condiciones de vida; aclarando en la misma publicación, que no se trata del total, sino del grupo más visible. Esta población trabaja como vendedores ambulantes, ayudantes en la terminal de buses, en los mercados, como lustrabotas, etc. Al vivir solos, buscan afecto entre ellos mediante enamoramientos, lo que provoca relaciones sexuales precoces, con la consecuencia de abortos mal llevados y un número considerable de enfermedades de transmisión sexual. La mayoría ha abandonado los estudios o asisten esporádicamente a la escuela.
Afirman también que el auge de la minería ha posibilitado una situación económica favorable que ha influido a que la ciudad incremente su población dedicada al comercio del sexo, convirtiéndose en destino de las trabajadoras sexuales de La Paz y Cochabamba. Asimismo, según una entrevista realizada a la Fiscalía de Oruro, se sabe que hay adolescentes en lenocinios en pleno centro de la ciudad. Una vez más, esta cruda realidad nos muestra la pobre calidad de vida por la que atraviesan nuestras niñas y adolescentes.
En este entendido, y con las preocupaciones que este oscuro panorama provoca, un grupo de más de 15 empresas auspiciadoras; más de 35 voluntarias mujeres orureñas y con el aval de un convenio firmado entre la Fundación "Yo Soy mi Primer Amor" que encabeza Maricruz Ribera, y una Agrupación de Orureños denominada "Unamos las Manos Por Oruro", se llevará a cabo en nuestra capital una serie de eventos que ataquen el problema de la violencia contra la mujer desde una óptica preventiva, y bajo mi parecer, desde una perspectiva nueva y revolucionaria.
La Agrupación "Unamos las Manos por Oruro" (UMO), es una asociación de ciudadanos orureños, cuyo único objetivo es el desarrollo de nuestra ciudad y departamento, desde todos sus ámbitos y perspectivas. Es una organización de libre acceso para todos los orureños que amen a su tierra.
Es así, que se pone a consideración de la ciudadanía 6 eventos que capacitarán a más de 1.000 niñas entre 9 y 16 años, de los diferentes colegios y escuelas de nuestra ciudad. El primer evento tuvo lugar en el Polifuncional del Colegio Alemán, el día sábado 20 de junio del presente año, y el siguiente será el 11 de julio.
Por último, y como manifesté anteriormente, me parece que este programa al tomar como punto de partida el amor propio, como prevención de la violencia, debe merecer la mirada atenta y el apoyo de todos los orureños, esperando siempre mejores días para nuestras niñas y niños. En Bolivia se ha hecho mucho énfasis en el aspecto inquisidor del Estado para castigar los hechos delictivos de violencia, especialmente contra las mujeres, pero no se ha hecho casi nada para prevenir de manera efectiva los mismos. Asimismo, en muchos casos, se ha tratado de empoderar a un grupo sobre otro, olvidándonos que cada persona, varón o mujer, vale por lo que es, y que los problemas actuales de violencia son una creación de la sociedad en su conjunto.
Si nuestras hijas e hijos aprenden a quererse y a respetarse a sí mismos, entonces aprenderán a querer y respetar a los demás, y sólo así, iniciaremos un cambio verdadero en nuestra sociedad.
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