Loading...
Invitado


Domingo 21 de junio de 2015

Portada Principal
Cultural El Duende

Elogio de la tolerancia

21 jun 2015

Hay un pasado que es solo cementerio de la Historia. Hay otro pasado del que brota, en su hondura viva, el manantial del futuro. El hombre revolucionario comete el error de confundirlos y abominarlos a la vez. (G. Marañón)

¿Fotos en alta resolución?, cámbiate a Premium...

Entre lo verdadero y lo falso, solo está el tiempo. Nuestro juicio no puede apresurarse. En política como en arte, lo falso suele ser lo más popular. La verdad, entre tanto, solo brilla a la distancia, como las estrellas cuya lejanía se mide por años-luz. Ese gran decantador que es el tiempo, solo sedimenta lo que es belleza, verdad, valor. Lo demás se convierte en escoria. ¿Por qué, entonces, hemos de aferrarnos a las ideas o matar por un mito?

Erasmo es el más alto ejemplo de una conciencia libre. Precursor de la Reforma, en su más simple expresión de liberación del dogma oficial. Pero la Reforma creó, a su turno, otro dogma y otro mito. Lutero, poseído como todo revolucionario de un espíritu absolutista, fanático, primario, lo persiguió más allá del sepulcro, y desde entonces la Reforma fue belicosidad, intolerancia.

¿La tolerancia es fruto de escepticismo? Tal vez, si el escepticismo es el refinamiento de la cultura, la sutileza del espíritu. No, en cambio, si se lo toma como duda sistemática o negación de toda creencia. Para ser tolerante es preciso creer, desde luego, en la libertad y, en segundo término, en el progreso, sobre todo en el progreso de la cultura.

Renán era encarnación del espíritu de tolerancia y por eso, al decir de Anatole France, fue la más grande luz del siglo XIX. A Renán pertenece esta exclamación: ¡Qué no daríamos porque nos fuera posible hojear furtivamente el libro que servirá en las escuelas primarias de aquí a cien años!

Entre el progreso material y el progreso moral existe una trágica disonancia. Y es que la tolerancia no ha llegado a las masas. Es imposible predicarla. Solo por la práctica de la tolerancia se alcanza la ecuanimidad, que es la virtud suprema. Por ella cobran sentido lo justo y lo injusto, lo verdadero y lo falso. Ella preserva lo que el tiempo habrá de convertir en fulgor o en ceniza. Ese es el sentido íntimo, la hondura viva, de la Historia.

Gustavo Medeiros Querejazu. Integrante de "Peña de Sucre"

corro cultural vigente entre 1953 y 1954

Para tus amigos: