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Domingo 21 de junio de 2015

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Revista Dominical

San Juan:

Celaje o presagio al tiempo de frío solsticio de invierno

21 jun 2015

Aníbal Abel Alarcón Caparroz - Poeta - escritor

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Como consecuencia del advenimiento de tiempos modernos donde los conocimientos culturales y ancestrales quedan poco menos que rezagados más que todo por la inminente imposición en la actualidad por otras culturas foráneas, donde se van imponiendo prácticas de todo tipo que no tienen relación alguna con festividades y rituales vinculados con la esencia misma de la cultura andina; que por otra parte, es bastante amplia, rica y diversa.

En ese contexto, dando lugar a una interpretación particular, y extractando segmentos de la historiografía andina, el mes de junio está inmerso dentro del calendario agrícola de esta parte del mundo como tiempo de frío, época en que se celebra con una serie de festividades, el solsticio de invierno, período en el cual la naturaleza empieza un nuevo ciclo, siendo ésta la que marca la transición del final de la "Época de producción", con otra que se inicia según este calendario, el mes de mayo con las cosechas y simultáneamente coincidiendo con el calendario gregoriano, el inicio nuevamente, de otro ciclo que parte con una serie de ritos hacia la Madre Tierra o Pachamama, que se concreta en el mes de septiembre de cada año, con la siembra de la tierra.

Es a partir de esta correlación de tiempo y espacio magníficamente conservada y heredada de nuestros ancestros desde tiempos pasados.

Revela que en especial y en estas fechas hasta las piedras se parten por las bajas temperaturas que oscilan entre 10 a 15 grados bajo cero.

LAS FOGATAS DE SAN JUAN

Se conoce que desde la colonia en sus inicios de entre todas sus costumbres heredadas, se encuentra la tradición del encendido de fogatas en la noche de San Juan, cuyo resultado se expresa en forma equívoca que sería parte de nuestras costumbres y tradiciones y no es así, ya que es parte de la identidad cultural del mundo occidental y no de los de la altiplanicie andina, que por muchísimo tiempo fue practicado en esta parte del altiplano, contaminando el medio ambiente y transgrediendo de sobremanera leyes naturales que encierran la Cosmovisión Andina y cuyos resultados se expresa insistentemente en trasladar esta identidad con la occidental fusionando creencias netamente foráneas.

Ratificando que esta realidad vivida con anterioridad sufrió un proceso muchas veces de encubrimiento, con la otra de imposición más que de la celebración de la fiesta netamente católica de San Juan Bautista que fue exportada por los españoles que como muestra palpable de la religiosidad se instituyó como coincidencia primero el nacimiento de Cristo con los actos del solsticio de invierno allá en Europa y en el viejo continente.

Por otra parte, como segundo aspecto para completar con el solsticio de verano, la del nacimiento de San Juan Bautista coincidiendo con el solsticio de verano, mil razones por las cuales justifican que ambas fechas y festividades debían (lpso Facto), celebrarse en occidente, o sea en Europa y Asia aclarando que dichas celebraciones de los solsticios de verano e invierno corresponden a prácticas de tradiciones cristianas; es decir, que la tradición europea arraigada posteriormente en la altiplanicie andina de "encender fogatas", en la víspera de San Juan no tiene ninguna relación con el nacimiento de San Juan Bautista; por el contrario, dicha leyenda en particular la noche de San Juan se dirige como único objetivo que el encendido de fogatas, era el rito central y único el de encender fogatas (coincidentemente), como celebración al advenimiento del "solsticio de verano", y no como aquí se creía, en el solsticio de invierno; todo ello, en el hemisferio norte, puesto que a ciencia cierta, "las fogatas otorgarían más fuerza al sol"; buscando de alguna manera, prolongar la luz del día (y no de la noche), como se estilaba en esta parte del hemisferio sur, situación que se prolongaría hasta el solsticio de invierno (todo al revés), entonces como consecuencia de tal imposición traída del extranjero, ahora se realizan una serie de reuniones en especial en el área rural con campos abiertos, en torno a fogatas en la noche del 23 de junio.

FINAL

A modo de conservar las prácticas de los rituales andinos en todo su contexto, con la manifestación de nuestra identidad cultural y frente a la serie de procesos foráneos, protegiendo la mitología andina con las deidades que nos legaron nuestros ancestros en el pasado, es necesario difundir y persistir en la protección como tal de las festividades y ritualidades en torno a la Madre Tierra (Pachamama), situación que se visibiliza con la celebración del Wilkakuti o época de invierno, en esta parte del altiplano andino.

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