Muchas, muchísimas ilusiones se hicieron las autoridades económicas del Gobierno al pensar que la bonanza financiera, debida a los altos precios internacionales del petróleo, el gas, los minerales y las materias primas que se exporta, sería permanente. La realidad siempre muestra verdades que es preciso vivir y aceptar. La bonanza no fue eterna y menos será permanente por mucho tiempo.
La crisis que enfrentan especialmente los países pobres y subdesarrollados, con incidencia mayor en los países del Cuarto Mundo, ocasionará más pobreza y ésta, a su vez, determinará el surgimiento de más problemas que, con el tiempo, podrían convertirse en una especie de "bombas de tiempo" que hagan daño por igual a ricos y a pobres.
Contentarse con haber logrado excedentes importantes y contar con reservas internacionales, aunque ya disminuidas con relación al 31 de diciembre de 2014, no es bueno, porque, así como se usó parte de esas reservas para "ayudar" a las empresas del Estado, con la misma facilidad se lo puede hacer para cubrir "otras necesidades" que pudiesen surgir.
Para los gobiernos del país, ante las dificultades, siempre ha sido posible y hasta fácil salir de algunos problemas apelando a los déficits o contrayendo nuevos créditos; dos caminos contrarios al pueblo porque será él, el pueblo, el que pague esos extremos y no los autores de los mismos que, atenidos al poder que tienen, contraen deudas o disponen déficits.
Lo que corresponde ahora es tomar conciencia de realidades que vive el país: menos percepción de dinero, más pobreza, menos inversiones, menos empleos y más obligaciones que atender. Por otro lado, están las posibles soluciones o, si se quiere, amortiguadores de la crisis: aprobar el reglamento de la Ley de Inversiones para que, a mediano plazo lleguen inversiones cuyos resultados recién se verán a largo plazo. Atender a las fuentes productivas sean industriales, mineras, agrícolas, agro-industriales, artesanías, etc., etc. con miras a producir más cantidad y mejor calidad para incursionar en las exportaciones.
El sector de hidrocarburos, encabezado por YPFB, debe estudiar y llevar a cabo la exploración y explotación de nuevos cuadros; establecer si efectivamente hay petróleo y gas en sitios que, se dijo, contienen hidrocarburos y solo esperan los debidos trabajos. Por otra parte, exigir que las empresas extranjeras realicen labores de prospección, exploración y explotación; que no se contenten con seguir explotando antiguos campos que, hasta graciosamente, se les entregó hace años y ellos se concretan a insumirles todo el producto que contienen. Crear incentivos para la minería, la agricultura, la agroindustria, la artesanía y toda forma de trabajo que implique el logro de riquezas que permitan diversificar la economía al margen de crear empleo.
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