Comenzaremos señalando que es muy importante cumplir todas las normativas vigentes relacionadas con los sistemas de vialidad, es decir el conjunto de servicios que tienen que ver con las vías y en ellas los espacios públicos, en los que además se dispone una variedad de usos para la población.
Lo que llama la atención es que esas disposiciones emanadas desde organismos superiores se cumplen a medias o simplemente no se cumplen, ocasionando un marcado desorden que altera el modus vivendi colectivo, poniendo en riesgo la seguridad y comodidad de las personas, situación que debería regularse, para crear una corriente de respeto a los derechos ciudadanos.
Cuando se analiza este fenómeno se llega al convencimiento de que son muy pocas las personas que respetan normas y promueven su cumplimiento, la mayoría las ignora deliberadamente o posiblemente las desconoce, pero su accionar deriva en una indisciplina generalizada.
Para mostrar algunos ejemplos, el más notorio tiene que ver con el transporte público, que se cumple bajo regulación dispuesta por sus organismos gremiales o cooperativos e indirectamente avalados -por presión- por autoridades municipales y policiales de Tránsito. En este caso las vías públicas se utilizan a gusto y sabor del sector transportista.
Pero no sólo el desorden causa preocupación, otro hecho que inquieta es la frecuencia con que se producen accidentes "de tránsito", y en el último tiempo con alto porcentaje el choque de motorizados públicos y particulares contra "objeto fijo" es decir contra postes, domicilios u otros motorizados. Las causas conducción por ebrios, fallas mecánicas o imprudencia de choferes pero también de conductoras.
La intolerancia se observa en cualquier calle con intenso tráfico, cuando quien está tras el volante de un motorizado supone que tiene más derecho que quien está a pie y camina por la calzada, debido a que las aceras están ocupadas por el comercio informal, cuando en materia de respeto debería ser al contrario, es decir cuidar la integridad física de los viandantes.
Hay varios argumentos que se esgrimen a la hora de buscar causas que ocasionaron accidentes, el mal estado de las calles, señalización inadecuada, falta de efectivos policiales, en este último caso generalmente los efectivos policiales de Tránsito brillan por su ausencia en sitios de alto tráfico y donde tampoco hay semáforos. En todo caso los accidentes más graves tienen causas más directas y son establecidas con investigaciones técnicas.
Dándole muchas vueltas a este problema callejero, se establece que de manera general hay razones muy concretas que son causa de accidentes, de peligro para la población, de incomodidad para transeúntes, especialmente y como si fuera poco de inseguridad ciudadana, debido a la falta de educación vial, a la marcada indisciplina colectiva, pues chóferes de servicio público y particulares, transeúntes en general, incumplen las normativas vigentes y alteran por decirlo de ese modo "el orden constituido", enervando el carácter ciudadano hasta convertir a los más tranquilos ciudadanos, en temporales energúmenos.
Hay necesidad de exigir un trabajo responsable, urgente, y de pronta aplicación por parte de los "legisladores municipales" y en coordinación con autoridades policiales para definir una masiva campaña de disciplina ciudadana, que deberá complementarse con regulaciones muy claras, señalización callejera, mejor control policial, ordenamiento del comercio gremial y del informal, todo bajo un marco normativo que sea cumplido sin excepciones, definiéndose también las sanciones que correspondan a los infractores sin contemplaciones de ninguna clase.
Fuente: LA PATRIA
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