Estaba como muerto, tirado boca arriba en la noche fría que le helaba hasta el alma, vio una luz y a sus padres ya fallecidos que sonrientes le llamaban por su nombre, entonces sintió que se iba al más allá, pero su férrea voluntad de vivir lo trajo de vuelta al mundo terrenal.
Se dio cuenta entonces que si seguía viviendo de esa manera, presa del alcohol y las drogas no podría escapar de una muerte segura, una señora le regalaba pan a cambio de que orase con ella, pidiendo a Dios por su propia vida.
Este testimonio es de la vida real, de una persona a quien la autora de esta nota prefiere mantener en el anonimato, porque más de uno se verá reflejado en este relato, pues en Bolivia el problema del alcoholismo es preocupante por las cifras que indican que existe un alto nivel de consumo de bebidas espirituosas y va en aumento el de drogas ilícitas.
Bendita mujer que salvó a este personaje, pero no todos corren la misma suerte y deben acudir a otros héroes anónimos para superar su enfermedad, que de por sí es difícil curar si no se hace un día a la vez, como propone la organización denominada Alcohólicos Anónimos.
Dicha institución está integrada por personas que han pasado por este problema y entienden a la perfección a quienes caen en el vicio, pues tuvieron la voluntad de superarlo paso a paso, peldaño a peldaño, un día a la vez, muchos recaen pero con voluntad vuelven a la rehabilitación, ellos mismos señalan que siguen siendo alcohólicos, que nunca se librarán de la enfermedad, pero la mantienen controlada poniéndose metas pequeñas y alcanzándolas a diario.
La sociedad critica, apunta y hasta condena a los alcohólicos, pero no se fijan en su propia miseria cuando asumen esas actitudes soberbias, ya que nadie está libre de caer en un mal tan generalizado, porque todos estamos expuestos a mensajes de todo tipo que inducen al consumo de alcohol.
Culpamos al sistema, del alcoholismo, la drogadicción y otros males, pero no nos damos cuenta que nosotros mismos somos el sistema y, ¿qué hacemos por dar solución a esos cánceres de la sociedad?, ¿por lo menos nos ponemos en los zapatos del otro?, ¿hacemos un esfuerzo real por tratar con respeto a los demás?, ¿siquiera les saludamos amablemente?, ¿nos interesa conocer sino sus problemas, por lo menos su nombre?, ¿les sonreímos con frecuencia?
Las nuevas tecnologías, el ritmo acelerado de vida y el consumismo nos ha convertido en individuos que no se interesan por los demás, que no ven a las personas que nos rodean, desconfiados, asustadizos, además de extremadamente críticos y, formamos parte de ese sistema que le hace daño a sus semejantes, y de cierta manera, fomenta males como el consumo de alcohol y drogas.
Por todas estas consideraciones Alcohólicos Anónimos se convierte en un ejemplo a seguir, en una entidad digna de apoyar y que alberga a héroes sin nombre que merecen nuestro reconocimiento, porque, tal como señala un dicho judío, "el que salva un alma, salva el mundo".
(*) Periodista
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