Martes 09 de junio de 2015
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Editorial y opiniones
Declaracion del testigo en homicidios y abusos sexuales
09 jun 2015
Raúl Pino-Ichazo Terrazas
Es frecuente cuando hay que preguntar al declarante sobre sus intenciones y planes en un determinado momento del pasado, suele manifestarse con intensidad la proclividad a aprovechar, sin pensarlo, los conocimientos adquiridos ulteriormente y las experiencias acumuladas en ese lapso de tiempo. Existe la deplorable costumbre de algunos abogados que asesoran a sus clientes en causas de homicidios culposos, a inducirlos a exponer las interrogantes que habría hecho el imputado supuestamente como constructor, ingeniero, capitán de una aeronave, de haberse encontrado en la situación en la cual provoco esta desgracia. En estos casos el imputado o testigo procurara usualmente presentarse como un dechado de circunspección y presencia de ánimo y no alcanza a percatarse que, en el proceso, él puede contemplar los hechos con una atención tan ininterrumpidamente como nadie en la vida cotidiana.
Cabe, con certeza, acentuar si el declarante estuvo en aquel entonces, no poseyendo la actual pericia, en condiciones de comprender cabalmente el proceso en los puntos esenciales, y si pese a haber elaborado esa observación más tarde auxiliándose con sus nuevos conocimientos, puede confiarse en sus conclusiones, siempre sometiéndolas al conocimiento jurídico y a la experiencia del fiscal y juez.