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Domingo 07 de junio de 2015

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Cultural El Duende

Luis Carrasco Salinas

07 jun 2015

Luis Carrasco Salinas. Sucre, 1910-? Escritor, ensayista y educador, egresado de la Escuela Normal de Maestros Mariscal Sucre. Asistió a la guerra del Chaco en 1932 donde cayó prisionero y fue repatriado en 1935. Fue Director de distintos establecimientos educativos y de la Normal Misael Saracho de Tarija. Ha escrito en Novela: Buenos días fusil (1986), Adiós fusil (1987). En Poesía: Rapsodia heroica (1989), Poemas de fe, admonición y combate (1995), Selvas de angustia. Buenas noches fusil (1996). Educativo: Ideario (1989).

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Igüiraro de gloria

Montaña verde, cuchillada de luto,

donde en oración de brindis silente,

hinca sus garras crueles de caraguata.

Glauca cadencia que el aura ofrece,

sobre el vientre virgen de la selva ignota

donde el dolor del bosque que estremece,

perdido en el horizonte humoso y sin fin.

Tendido sobre el crespón negro de la noche,

donde florece el "suspiro de novia",

blanca cruz sobre bermeja tierra;

mientras en el bajío caliente

ajeno a la traición que se arrastra,

duerme en "pabellón"

el villamontino fusil de Méndez Arcos.

El "General Awaragüe" se estremece,

al oír el grito del guajojó que alerta,

al bravo "repete" centinela

aureolado, ya de escarlata medalla.

Repentino, iracundo, el fragor estalla,

al ritmo de hórrida guaranía silbante,

rompiendo la aparente calma de la selva

que duerme en la noche quemante,

donde se oye el Lambaré? grito de asalto,

rasgando el manto de la noche silente,

mientras el eco de "33" valientes

de la "Sección de Hierro"

se pierde en la oquedad del bosque,

en tanto que el vómito de la metralla

de enloquecidas bocas metálicas estalla.

Caigua, Igüiraro, hitos de gloria,

donde 33 kollas y chaqueños

enfrentaron a "yagatanes" traicioneros

que se clavaron en pechos acerados

que lucían plomizas jinetas del "Campos".

Con heroicidad que aterra,

sobre el suelo de petróleo oculto,

bajo la bóveda de un cielo sin cruces,

quedaron con la sonrisa en los labios,

33 predestinados de la gloria,

luciendo verdes mortajas de caqui

que santificaron con su martirio

el ara santa de Igüiraro

donde Emiliano Colque en rígido trasnoche

con espantosa gala corajuda,

alertó con el aliento de su degüello

a la "Sección de Hierro" que confiada,

la señal del sacrificio esperaba.

Así?

Con Méndez Arcos, Manuel Roncal,

Ávila, Villa, Marca, Chura, Molina

y otros "héroes desconocidos"

se alinearon en la gloria azul,

de Caigua y Tarairí,

templos con Cristos mutilados,

donde espartanos collavinos dieron,

la ofrenda de sus 25 primaveras,

sobre un Gólgota de apias enracimadas,

convertidas en floridas cruces rojas.

Fueron?

33 INRIS de gloria

donde la muerte eyaculó

bacilos de carcajadas guaraníes:

Awaragüe, Caigua, Tarirí.

Trilogía fecundante de patria,

donde una compañía de obreros-estudiantes,

formaron una corona de 33 diamantes,

soldados niños en holocausto chaqueño

heroicos juglares de un destino.

Veinticinco primaverales vidas,

que se apagaron dejando una estela

en el camino de los siglos.

Fueron 33 luciérnagas que se apagaron

en la noche umbría del pirizal seco,

para entonar un himno de esperanza

a la nueva patria generacional

que esperaba

bajo el incensario de un nuevo sol

que sería levantado por amautas andinos

y tumpas tonsurados en el Infierno Verde.

Este fue el destino sacramentado,

el último vuelo de los "hijos del sol",

que se posaron sobre cruces negras

de quebracho?

La última ofrenda roja de carahuata

en la nueva tierra chaqueada,

forjada en la horma blanca caldeada

que ya alumbraba el nacimiento

de un nuevo movimiento por nacer.

Maestro del olvido

(A Luis Fuentes Rodríguez)

Maestro del olvido, violeta de la fantasía,

doble candelabro, triple cardenal,

por donde emerge la filosofía,

surco para el indio,

que se convierte en rosal.

Maestro, sé ola, sé torrente, sé martillo,

sé como eres, indio, revolucionario, leal,

aunque es muy difícil ser joyero

y romper un anillo

sobre un yunque de cristal.

Maestro indio, revolucionario y profeta,

canta y grita tu himno de verdad,

aunque ella sea sobre el ara santa

de Catari grito de eternidad,

o de tu soñadora infancia de engaño

o de Barzola el rezo de estaño.

Maestro de la alegría y el dolor,

sigue prestando tu carreta de amor,

que conduzca al trigal de la eucaristía

al igual que las uvas de tu viñería.

Maestro, hermano de los desamparados,

sigue en el timón de tu vieja carreta

y si de nuevo llega la hora fatal,

vuelve a llevar hermanos masacrados,

de los que como ayer,

murieron besando tierra y bandera,

bajo soles de Villa Victoria y Mataral,

musitando sobre el ara de las montañas

pachamamas de fe y liberación.

Por eso? levanta tus manos,

abraza tu cruz de redención,

perdona? y no te olvides,

que toda cruz, corazón, tiene clavos

y una corona de niños estudiantes,

donde hacen penitencia los pecados,

lo mismo que un rebaño de elefantes.

Maestro, moreno, amauta del olvido,

nazarena es la sed del Nazareno,

compañero samaritano siente esa sed

y recuerda que no hay mundo bueno,

que no tenga en su mapa un Nazaret,

y en su huerto, un cáliz de amargura,

por eso, para mantener tu "utama",

quema gamonales banderas

y planta nuevas wiphalas de redención,

en la pétrea cima de tu corazón.

Para tus amigos: