Sábado 06 de junio de 2015
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Es lugar común planificar una gestión a partir de marzo, después de las lluvias, los carnavales, la Semana Santa; pero este año la administración pública en sus diferentes niveles y el trabajo legislativo se mantuvieron hasta junio con piloto automático, sin iniciativas, a la espera de los resultados de las elecciones subnacionales, la segunda vuelta y la posesión de las centenas de nuevas autoridades.
La parálisis fue peligrosa en los municipios con alcaldes interinos o transitorios. El caso de La Paz fue uno de los peores porque no sólo hubo desconcierto sino que el tristemente Omar Rocha y su equipo bombardearon desde distintos ángulos la difícil institucionalidad construida en una década.
Por otro lado, la dedicación intensa del Presidente Evo Morales, de varios ministros de Estado y en algunas oportunidades del propio Presidente nato del Congreso, Álvaro García Linera a las campañas electorales y a las amenazas contra los electores descuidó la conducción del Estado.
Sin embargo, esta semana, las mismas autoridades emitieron discursos que muestran su voluntad de cerrar ese capítulo y comenzar un lustro auspicioso para todos los bolivianos coordinando el trabajo en bien del desarrollo nacional. El Presidente Morales empeñó su promesa; igual habló hace nueve años sin conseguir una respuesta adecuada de la oposición.