Jueves 04 de junio de 2015
ver hoy
Prevalece la idea de que la corrupción es solo la apropiación de fondos fiscales, el cobro en dinero a ciudadanos dispuestos a pagar por recibir favores, o cuando el encargado de imponer la ley deja pasar una sanción a cambio de una coima. En verdad es más que eso, pues también es corrupción "el mal uso del poder público para conseguir una ventaja ilegítima, generalmente de forma secreta y privada". Esto significa que son expresiones de la corrupción el abuso de poder, la prepotencia y la violación de la convivencia civilizada, como perseguir a disidentes políticos e impedir que se difundan las opiniones ajenas.
En efecto, no solo es corrupto quien birla plata al Estado. Hay otros modos, quizás más inmorales y más perjudiciales. Es también corrupto el que burla la ley en desmedro de una persona o de una comunidad para obtener beneficios políticos; el que persigue -o manda perseguir- a ciudadanos que no se han plegado a un gobierno; el que perjudica a quienes se atreven a ser abiertamente disidentes; el que reparte cargos públicos, por dudosos méritos partidarios, sin exigir idoneidad, así como el oficialista que atropella y que, si hay protesta por el abuso, amenaza: "No sabes con quién te metes".