A un colapso trágico en interior mina se llama aysa. En buen romance, como diría un académico "pintado", significa derrumbe. Ese deslizamiento en cadena suele ser fatal. Sucede por un mal cálculo de la resistencia rocosa o del poder de la carga utilizada, o tal vez por la decisión perversa del Tío. Después sigue la ausencia definitiva de las víctimas. Y no por eso deja de extraerse el metal del diablo.
Pero hay otros derrumbes también, ya no en la mina sino en el campo minado de la politiquería. En estos días grises del invierno que ya empieza, ha terminado de desplomarse como por efecto del aysa minero un ineficiente organismo tecnocrático, comúnmente llamado el TSE. Cumplió a cabalidad su misión de árbitro "bombero". Ya nada más tenía que hacer. Fue el fusible del aparato de marras. Se quemó en buena lid, obedeciendo.
Bromas aparte, la cosa es seria. Aquí dentro de casa, como nos codeamos a diario con la mentira, ni la certeza evidente tiene facilidad para identificarse; parece que fuera también otra mentira. A veces de tanto repetirse, la mentira se parece a la verdad, como la mentada independencia de poderes. El hecho es que desde Lima, el presidente peruano - tal vez sin querer - descubrió la falacia de la tal independencia. Interesante. Pero contemos un poco la historia.
Cuando Belaúnde estaba a punto de tramontar la frontera hacia Brasil, lo descubren en Magdalena. Luego viene la espectacular entrega del fugitivo a las autoridades peruanas en Desaguadero. Y para que su presencia y mensaje sean vistos y escuchados, también estuvo allí Morales. Al presidente Humala le pareció inusual esa actitud: "Aquí no entregan ni reciben los presidentes a los presos; de eso se encarga la justicia". Y añadió luego: "No queremos hacer uso político de un detenido".
Con una mejor información, no le hubiera parecido raro. Lo que pasa es que en la estructura del Plurinacional la supuesta "independencia" es cosa del pasado. La revolución "democrática y cultural" desarrolló de forma hipertrófica el monopolio de un poder unipersonal. Es puramente nominal la referencia a "cuatro poderes". No hay tal. El legislativo funciona como sindicato, el judicial es peor que si no existiera, y el TSE acaba de desplomarse. Todos bajo el mando único del Palacio Quemado. En Desaguadero se dio el testimonio de esa realidad.
Sin embargo, un ministro dijo que el Perú y otros países debían emular aquello. Otro afirmó que desde la frontera Morales dio "un mensaje claro en la lucha contra la corrupción". Esas o parecidas expresiones ya escuchamos cuando los jueces "truchos": Bolivia da una lección al mundo. Si lo de hoy no es otra pose publicitaria, los desafíos están a la puerta: la millonaria estafa con las barcazas chinas y el despilfarro - también millonario - en el Fondo Indígena, entre otros casos de una lista negra.
(*) Escritor, miembro del PEN Bolivia
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