Las locomotoras fueron un anzuelo de los chilenos para usar las aguas del Silala
24 mar 2010
Por: Milton L. Lérida A.
El uso de las aguas del Silala para las locomotoras a vapor en 1908 fueron el anzuelo de los chilenos para que las autoridades potosinas y bolivianas concedan este líquido vital, que al final sirvió para el desarrollo de la gran minería chilena, que hoy se constituye en sostén de la economía mapochina.
Hoy como ayer, la Cancillería chilena nuevamente está engatusando a los negociadores de la Cancillería boliviana, porque a decir verdad las aguas del Silala son de suma importancia para el desarrollo de la gran minería chilena, que en los siguientes años expandirá su actividad, inyectando alrededor de 43 mil millones de dólares americanos para la exploración, explotación y comercialización de cobre, oro y otros minerales, que están ubicados en la segunda región de Chile, que comprende todo Antofagasta, Calama hasta muy cerca de Iquique.
De acuerdo a estudios realizados, por expertos, se sabe que una locomotora a vapor de aquellos tiempos consumía aproximadamente 130 litros de agua por kilómetro, si esto se multiplica por 500 Km., que es la distancia de Antofagasta a Ollagüe. Este recorrido lo hacía en un día, o sea que los trenes partían de Antofagasta a las 7 de la mañana y llegaban a Ollagüe a las 8 o 10 de la noche del mismo día, por tanto se concluye que la locomotora requería para ese recorrido 65.000 Litros de agua, es decir 65 m3 de agua por día.
Por otro lado, si tomamos en cuenta que de las vertientes del Silala brotan 230 litros por segundo, que es la estimación más baja, se concluye que en un minuto fluyen 13,8 m3/, 828 m3 en una hora y 19.872 m3 de agua por día.
Si comparamos el requerimiento de agua, que las locomotoras a vapor utilizaban por día era de 65 m3 y el flujo de agua de Silala es 19.872 m3/día, entonces el consumo de agua de cada locomotora, en porcentaje, era apenas de 0.003 (65/19872 m3/día), ES DECIR NADA, o sea que en sólo 282 segundos se abastecía el requerimiento de una locomotora, en otras palabras, en sólo 5 minutos las máquinas a vapor estaban abastecidas de agua.
Este análisis nunca lo hicieron las autoridades bolivianas, y los chilenos utilizaron las aguas del Silala para el desarrollo de la gran minería de Chuquicamata y no para las locomotoras, que era el objeto de la concesión, cuando la Prefectura de Potosí cedió las aguas de Silala a la The Antofagasta (Chile) and Bolivian Railway Company Limited.
Así, los chilenos, una vez más, habían logrado todo un éxito en su cometido, el de engañar a las autoridades potosinas y bolivianas, y pareciera que ahora están en el mismo camino al pretender hacer creer que los chilenos tienen derechos sobre el 50 % de las aguas del Silala, motivo por el cual están dispuestos a cancelar únicamente la mitad del volumen de agua, además los estudios que plantean realizar para averiguar el origen de las aguas, en los siguientes cuatro años, en territorio boliviano, les permitiría conocer a los chilenos de forma más exacta los reservorios de agua existentes en nuestro territorio y al final forzar a la entrega del agua, a punta de bala, porque así lo requiere la gran minería chilena.
A todo esto se suma el requerimiento de energía que es otro nervio vital, que requiere la gran minería chilena y por eso existe proposiciones de Gas Atacama para pagar la deuda histórica del agua, por cuenta de Chile, a cambio de que Bolivia se comprometa a proveerla gas a la segunda región de Antofagasta, donde están ubicadas las más grandes empresas mineras de cobre de Chile y del mundo.
Frente a toda esta arremetida chilena, con sus ingentes inversiones mineras cerca de nuestra frontera, no nos queda otro camino a los bolivianos, que sentar soberanía en el sector del Silala para crear una frontera viva y a partir de este proceso generar un polo de desarrollo, única posibilidad para aprovechar la riqueza yacente en la región del Silala para beneficio de los bolivianos y de forma urgente, caso contrario corremos el mismo riesgo, que en 1866 cuando Chile forzó a una firma de Tratado con Melgarejo y Bolivia termino entregando el Litoral en 1879 para finalmente quedar enclaustrado. ¡Bolivianos sentemos soberanía en el Silala …!
(*) Economista investigador
mllerida@yahoo.com
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