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Sábado 30 de mayo de 2015

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Sacerdocio de la religión del Amor

30 may 2015

El Alquimista

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El sacerdocio es visto por el común de la gente como una profesión exclusiva para personas místicas, especiales que desean entregar su vida a Dios. Pero no nos damos cuenta que el principal objetivo de nuestras existencias es el de restablecer la comunicación con el Creador, con nuestro origen, con la razón misma de nuestra existencia en forma real y práctica y para lograrlo todos debemos convertirnos en verdaderos sacerdotes y sacerdotisas oficiando en nuestros propios cuerpos, que son los templos vivos del Dios Eterno y experimentar la Religión Universal que es la Religión del Amor Consciente.

Sea cual fuere la religión que profesemos, todos deberíamos desarrollarnos como sacerdotes y sacerdotisas oficiantes en el ara sacra del amor, en la intimidad de nuestros hogares, en la intimidad de nuestras familias, transformando nuestros lechos conyugales en altares prístinos donde se manifieste el más puro torrente de amor, mediante la sublime castidad, y convirtiendo nuestras moradas en catedrales vivas del amor y la sabiduría, donde como manantial inagotable fluya y refluya la armonía, el equilibrio y la paz en oleadas de felicidad y plenitud, en gozo inacabable porque Dios alumbra nuestras vidas y nuestro entendimiento de instante en instante, desde adentro, desde las profundidades de nuestro universo interior hacia afuera, sembrando: felicidad, plenitud, amor, bienestar, éxito y prosperidad.

Para consagrarnos sacerdotes o sacerdotisas de la religión del amor no es necesario pertenecer a ninguna orden religiosa en particular y seguir rigurosos entrenamientos eclesiásticos. Solo necesitamos: comprender que el amor es la fuente principal de vida en este universo y aprender a conectarnos con esa fuente maravillosa que está siempre a nuestro alcance y disposición, convirtiéndonos en sus fieles vehículos, en sus fieles servidores, dejando que se manifieste a través de nosotros en forma espontánea y natural, autorrealizándonos plenamente, llenándonos con su poder creador, iluminando nuestro interior en todas las dimensiones donde tenemos manifestación, consagrándonos de esta manera como verdaderos sacerdotes y sacerdotisas del amor consciente, sin necesidad de ceremonia consagratoria alguna.

El ejercer el sacerdocio del amor significa cumplir, en cada momento y con buena voluntad, todos nuestros deberes como padres, como hijos, como esposos, como hermanos, como ciudadanos, etc., manifestando en forma espontánea y natural amor y sabiduría con alegría y paz interior. En síntesis significa ser hombres y mujeres de bien, que cumplen todas las leyes divinas y las de los hombres, no por temor a recibir algún castigo, sino más bien por plena comprensión y convicción de que el verdadero camino es seguir la doctrina del amor consciente, la doctrina crística, en cada instante de nuestras existencias, en forma totalmente práctica y vivencial. Este es el camino de la iniciación espiritual dentro de la misma intimidad del hogar y se denomina el "Sendero del Hogar Doméstico", que ilumina a todo ser humano para que se acerque a su Dios Interior, sin necesidad de aislarse del mundo, ni abandonar su hogar ni sus hijos.

Cultivemos en nuestros hogares la santidad del sexo, amémonos los hombres y las mujeres con intensidad y sabiduría, embellezcamos nuestras vidas con la música, la alegría, el beso y el baile, amemos el bien y logremos el despertar espiritual y la unión con el Íntimo para siempre.

Desarrollémonos como verdaderos sacerdotes y sacerdotisas de la religión maravillosa del amor, cultivando la sabiduría universal, con alegría y humildad en entrega total a nuestro Dios Interno que está esperando en las profundidades de nuestro universo interior a que le abramos las puertas de nuestros corazones para inundarnos totalmente con su amor, su poder y su luz inagotable. ¡Viva Dios, Dios es Amor!

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