En el último tiempo China aumentó su interés en América Latina y movilizó a su primer ministro en una gira por cuatro países de Sudamérica, Brasil, Perú, Chile y Colombia en los que logró acuerdos importantes para financiar proyectos de magnitud, especialmente en infraestructura vial, carreteras y el proyecto del tren transoceánico que una Brasil con el Perú.
La estrategia china es afianzar vínculos en América Latina, inicialmente con países que están abiertos a las inversiones y que aprovecharán muy bien el impulso del país asiático para encarar programas de desarrollo con beneficio colectivo y de alto movimiento financiero, lo que parece un objetivo de expansión de sus finanzas para aumentar su hegemonía comercial.
Según los expertos la estrategia china se desenvuelve en una plataforma de relaciones directas, primero con los países a nivel selectivo, luego con organismos subregionales y remata con un acercamiento a la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) que agrupa a todos los países de la región.
No es casual este acercamiento, es más bien el resultado de la primera reunión ministerial del foro China - Celac que se celebró en Beijing y aprobó un plan de cooperación para los cinco próximos años y que abarcará áreas estratégicas en materia de finanzas y desarrollo.
En lo que corresponde a nuestro país la relación fue a la inversa, púes nuestro ministro de planificación del desarrollo estuvo recientemente en China para formalizar un acuerdo marco de cooperación y fortalecimiento bilateral que abarca las áreas de comercio, crédito, migración entre otros temas, pero por lo visto no se tocaron dos elementos especiales en que se interesó China en algún momento y debería insistirse para que mueva capitales por una parte en el proyecto del litio y por otra en el anunciado crédito para impulsar un ferrocarril bioceánico.
Ahí surge la preocupación que seguramente movilizará a nuestro Gobierno para que mediante los contactos necesarios, establezca la realidad sobre el millonario financiamiento para ese tren que unirá puertos del Atlántico desde el Brasil y del Pacífico en el Perú, pero sin utilizar el territorio boliviano, que aparentemente por alguna omisión de estrategia técnica utilizaría una ruta más larga y más costosa que la propuesta "originalmente" por Bolivia hace tiempo atrás que significaría un ahorro y una mayor integración entre países de la región. China mostró interés en esa alternativa, pero tal parece que "otros intereses se cruzan en la ruta".
Frente a esa situación, vale la pena que nuestro Gobierno extreme recursos y no descuide "socializar" la idea del tren bioceánico con los mismos puntos de partida y llegada en los puertos de Brasil y Perú, pero aprovechando gran parte de nuestro territorio que servirá para entroncar ya no dos, sino tres países de la región en un proyecto de incalculable utilidad geopolítica.
En medios locales se ha mencionado que el Gobierno adolece de una clara política ferroviaria y que no es posible seguir manteniendo una empresa de servicio social como el ferrocarril en manos de una empresa privada chilena que no ha cumplido metas de expansión en la medida de las necesidades de la población boliviana, especialmente de la denominada zona andina.
Es importante la reflexión de dirigentes sindicales ferroviarios al reclamar una política sectorial que haga útil y de beneficio colectivo el servicio de trenes y que su ampliación internacional sea resultado de buenas gestiones con la China para embarcarnos en el tren bioceánico.
Fuente: LA PATRIA
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