Prever antes que lamentar, es uno de los principios que la prudencia aconseja a todo político guardar en su bagaje de alternativas, como un instrumento útil para desenvolverse impecablemente y evitar metidas de pata.
La absolución del gobernador de Santa Cruz, Rubén Costas, por el Tribunal de Justicia Departamental, por culpa y pena de los delitos de: "malversación de fondos, resoluciones contrarias a la Constitución Política del Estado e inconducta económica al convocar al referéndum autonómico de 2008", más que una medida inteligente fue una disposición prudente, cuyos réditos serán comprobados, una vez que su Santidad, el Papa Francisco, llegue a Bolivia.
Apresar al gobernador cruceño y mandarlo a la cárcel, emulando la cavernaria medida aplicada al alcalde mayor de Caracas Antonio Ledezma o al alcalde del municipio de Chacao Leopoldo López, habría significado un gafe imperdonable ante la opinión internacional, por ende, tuvo que surgir la disyuntiva: o absolver al camba rebelde y soslayar las inevitables manifestaciones de protesta que, a raíz de esta infortunada medida, se darían durante la visita papal, o permitir que la entrevista del gobernante con Su Santidad se realice en celdas de Palmasola, penitenciaría que será visitada por el pontífice y gracias a ese acontecimiento, la vienen vaciando de presos, a punta de juicios abreviados.
Lamentablemente, no pudieron correr con la misma suerte los ex gobernadores Leopoldo Fernández y Ernesto Suárez, quienes se adelantaron en señalar que a ellos les correspondía el mismo trato, debiéndoseles absolver de pena y culpa, pues la absolución de Rubén sienta jurisprudencia en ambos casos y, lo penoso del caso es que en el itinerario del Santo Padre no figuran visitas a Cobija ni a Trinidad, quedando como única alternativa optar por la fuga del paralítico, como acertadamente las bautizaron a las protagonizadas por: Jacob Óstreicher, Roger Pinto, Elod Toazó, Mario Tadic, Martín Belaúnde y otros.
Asimismo, las ex autoridades imputadas no intuyen que el indulto judicial decretado es mas frágil que una cáscara de huevo, ya que el Contralor del Estado Plurinacional ha apelado dicha medida, lo cual equivale a equipararla con la famosa advertencia que solían lanzar los padres a los niños malcriados cuando cometían travesuras durante un convite: "Espera que se vaya la visita".
De ahí que el Contralor del Estado tiene un punto de vista diferente al del Tribunal. Para él, sí hubo delito y, como señaló: "Están las instancias de apelación correspondientes en este caso, esperando que además este tribunal de apelación pueda valorar el trabajo que ha realizado la Contraloría y pueda además resarcirse el daño económico que se le ha causado al Estado con este referendo". El Contralor olvida que fueron los cruceños los que aportaron también para ese referéndum, por tanto sería justo que esas costas sean devueltas a Costas. En buen romance, todo ese galimatías significa que: "después de la visita papal" los recientemente absueltos cristianos deberán atenerse a las consecuencias y, al irse el venerable invitado, lamentablemente ya no habrá tiempo para un segundo milagro papal en Bolivia.
(*) Tomado de hoybolivia.com
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