Jueves 28 de mayo de 2015
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¿Podía escribir sobre algún otro tema, a no ser el Día de la Madre en un 27 de Mayo, especialmente luego del brulote que cierto desubicado ciudadano osó publicar afrentando a las madres de Santa Cruz? De ninguna forma. Mas bien, sumándome a la acción de nuestras máximas autoridades -señoras Ruth Lozada Añez, Gobernadora; Desirée Bravo, Alcaldesa, y Siony Gonzales, Presidenta del Comité Cívico Femenino que interpusieron una demanda en contra del susodicho y a quien no le quedó otra que retractarse públicamente- va mi censura a tal desatino y mis respetos para las madres del Oriente boliviano.
Doy fe que la mujer cruceña es querendona de sus hijos, trabajadora -preocupada por verse bien, sí- pero respaldada por una rica historia de valerosas madres que empeñaron sus vidas pensando en sus hijos buscando un mejor destino para su región, ya que toda madre siempre madre será, más allá de dónde haya nacido.
Lo he dicho más de una vez y lo repito con gran convicción: de toda la creación, el ser más sublime y parecido a Dios es la Madre, porque es dadora de vida hasta el sacrificio. Y digo sacrificio porque si usted se pone a pensar, desde el mismo instante que concibe en su seno, parte de la vida de esa madre empieza a transferirse por la sangre al bebé en formación, lo que continuará con cada minuto, hora, día y mes que pase hasta que finalmente nazca, aunque el sacrificio de esa mamá seguirá a lo largo de su crecimiento, pues la profesión de madre se ejerce mientras viva, dando lo mejor de sí para su hijo.