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Domingo 24 de mayo de 2015

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Cultural El Duende

BARAJA DE TINTA

"El gobierno de Buenos Aires ofendió la honra de estos habitantes?"

24 may 2015

De Manuel Ascencio Padilla al comandante del tercer ejército auxiliar argentino, José Manuel Rondau

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21 de agosto de 1815

Señor General:

En oficio del 7 del presente mes, ordena V.S. hostilice al enemigo de quien ha sufrido una derrota vergonzosa. Lo haré como he acostumbrado hacerlo en más de cinco años por amor a la independencia que es la que defiende el Perú, donde los peruanos privados de sus propios recursos no han descansado en seis años de desgracias, sembrando de cadáveres sus campos, sus pueblos de huérfanos y viudas marcados con el llanto, el luto y la miseria. Errantes los habitantes de 48 pueblos que han sido incendiados, llenos los calabozos de hombres y mujeres que han sido sacrificados por la ferocidad de sus implacables enemigos, hechos y ludibrios del ejército de Buenos Aires, vejados, desatendidos en sus méritos, insolutos sus créditos y, en fin, el hijo del Perú mirado como enemigo mientras el enemigo español es protegido y considerado. Sí señor: ya ha llegado el tiempo de dar rienda suelta a los sentimientos que abrigan en su corazón los habitantes de los andes, para que los hijos de Buenos Aires hagan desaparecer la rivalidad que han introducido adoptando la unión y confundiendo el vicioso orgullo, autor de nuestra destrucción.

La infame conducta que con el mayor escándalo deshizo, rebajó y ofendió al virtuoso Regimiento de Chuquisaca que había salido a morir por su patria; la prisión de Centeno y Cárdenas por haber hostilizado a Goyeneche y debilitado su fuerza para que él lo batiera [?] la pena impuesta a los vallegrandinos por haber propuesto destruir a los enemigos para vengar sus agravios y los de la patria; la prisión de mi persona por haber pedido se me designe un puesto para hostilizar a Pezuela como altoperuano que siempre sin sueldo, siempre a su costa y por sólo la patria han sacrificado su vida y su fortuna [?] nosotros amamos de corazón nuestro suelo y de corazón aborrecemos una dominación extranjera, queremos el bien de nuestra nación, nuestra independencia [?] El gobierno de Buenos Aires, manifestando una desconfianza rastrera, ofendió la honra de estos habitantes, las máximas de una dominación opresiva como la de España; [?] el ejército de Buenos Aires con el nombre de "auxiliador" para la patria se posesiona de todos estos lugares a costa de la sangre de sus hijos y hace desaparecer sus riquezas, niega sus obsequios y generosidad.

Los peruanos, a la distancia, sólo son nombrados para ser zaheridos. ¿Por qué haberme destinado al mando de esta provincia amiga sin los soldados que hice entre las balas y los fusiles que compré a costa de torrentes de sangre? ¿Por qué corrió igual suerte el benemérito Camargo, mandándolo a Chayanta de Subdelegado dejando sus soldados y armas para perderlo todo en Sipe Sipe? [?] El haber obedecido todos los peruanos, ciegamente, el haber hecho sacrificios inauditos, haber recibido con obsequio a los ejércitos de Buenos Aires, haberles entregado su opulencia, unos de grado y otros por fuerza, haber silenciado escandalosos saqueos, haber salvado los ejércitos de la patria, ¿son delitos?

Y ahora que el enemigo ventajoso inclina su espada sobre los que corren despavoridos y saqueando, ¿debemos salir nosotros sin armas a cubrir sus excesos y cobardía?

Vaya V.S. seguro de que el enemigo no tendrá un momento de quietud; todas las provincias se moverán para hostilizarlos, y cuando a costa de hombres nos hagamos de armas, los destruiremos para que V.S. vuelva entre sus hermanos. Nosotros tenemos una disposición natural para olvidar las ofensas. Recibiremos a V.S. con el mismo amor que antes, pero esta confesión fraternal, ingenua y reservada, sirva en lo sucesivo para mudar de costumbres, adoptar una política juiciosa, traer oficiales que no conozcan el robo, el orgullo y la cobardía. Sobre estos cimientos sólidos levantaría la patria un edificio eterno. El Perú será reducido primero a cenizas que a la voluntad de los españoles. Para la patria son eternos y abundantes los recursos, V.S., es testigo. Para el enemigo está almacenada la guerra, el hambre y la necesidad; sus alimentos están mezclados con sangre y, en habiendo unión, habrá patria. De otro modo, los hombres se cansan y se mudan.

Todavía es tiempo de remedio, propenda V.S. a ellos; si Buenos Aires defiende la América para los americanos y si no...

Dios guarde a U. muchos años.

Manuel Ascencio Padilla

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