Viernes 22 de mayo de 2015
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La población boliviana ajena al Movimiento al Socialismo (MAS) no deja de afligirse con medidas económicas de claro contenido antipopular como el gasolinazo de hace algunos años que casi provocó el derrocamiento del actual régimen y, hoy, la supresión del subsidio al precio de venta de la harina para la elaboración de pan. Se supone, al menos en el mejor sentido, que si los propios gobernantes no cuentan con la solvencia y la mirada profunda hacia los fenómenos sociales, si carecen de la prudencia requerida en la toma de decisiones que pueden afectar radicalmente el nivel de vida de la gente más vulnerable, entonces deberían estar asesorados por profesionales que sí cuenten con estas cualidades. Sin embargo, en los hechos desarrollados desde 2006, cuando Don Evo Morales Ayma accedió a la Presidencia de la República de Bolivia, en muy pocas ocasiones se ha observado una posición coherente y sensata en la toma de decisiones que tienen que ver con la política económica, donde al parecer manda la más grave improvisación.
