El 4 de agosto de 2003, el Gobierno Constitucional de Bolivia promulgó la Ley Nº 2497, sancionada por el H. Congreso Nacional, declarando “Campus Mariano y Lugar Sagrado a los espacios inmediatos al Santuario del Socavón, con la finalidad de crear en el Santuario y su entorno un ambiente de oración, de recogimiento y de silencio”, Ley que devino como consecuencia de la declaratoria del Carnaval de Oruro, por parte de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), como “Obra Maestra del Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad” el 18 de mayo del 2001, recientemente se ha celebrado el XIV aniversario de tal declaratoria.
Como sabemos, el Santuario diocesano de Nuestra Señora del Socavón, actualmente encargado a la Orden Siervos de María, alberga desde tiempos inmemoriales a la Sagrada y venerada imagen de Nuestra Señora de la Candelaria, que fue colocada ahí, y sostenida, por la fe del pueblo creyente -no sólo por los misioneros-, también por aquellos que trajeron la fe de sus mayores, los que trabajaban las minas obscuras, con tenebrosos socavones, moradas de fuerzas demoniacas, y que, como nadie necesitaban de la luz.
Es en torno a esta Sagrada imagen de la Candelaria que se fue gestando el Carnaval de Oruro, que dicho sea una vez más, único por su origen religioso y en el que se patentiza una auténtica enculturación popular religiosa.
Sin embargo, con el desarrollo en las últimas décadas de la devoción popular a la Virgen del Socavón, el aumento de danzarines-devotos, una cada vez mayor y creativa expresión musical, coreográfica y rica indumentaria, hay quienes buscan hacer de esta singular expresión algo ajeno a su esencia, y hasta un uso instrumental de la ritualidad católica.
Es verdaderamente repudiable el comercio que se da en torno al Santuario, la venta de comidas y especialmente la venta de bebidas alcohólicas, con sus evidentes consecuencias, como el impudor, que hasta hoy no se han podido detener del todo.
“El santuario tiene una función cultual de primer orden. Los fieles se acercan, sobre todo, para participar en las celebraciones litúrgicas y en los ejercicios de piedad que tiene lugar allí. Esta reconocida función cultual del santuario, no debe oscurecer en el ánimo de los fieles la enseñanza evangélica de que el lugar no es algo determinante para el auténtico culto al Señor (cfr. Jn 4,20-24)” (Directorio sobre la piedad popular y la liturgia, nº 265).
El hombre tiene siempre la tentación de construirse sus propios ídolos, ha sido la constante tentación de Israel. La ruptura de la alianza con Dios en la Sagrada Escritura es vista como una prostitución o como una idolatría, ya que una vez rechazado el Dios Verdadero, se lo sustituye por otro que nos hacemos o elegimos, con un resultado gravísimo, pues el ídolo es como un depósito averiado que no puede conservar agua, transitándose así de nuestras provisionales tradiciones, ideas, teologías sobre el amor inmutable de Dios. Fue la falsa sabiduría de los fariseos de los tiempos de Jesús, de los incrédulos de todos los tiempos, incluso de “teólogos”, como por ejemplo los amigos de Job.
De ahí que “es preciso una gran atención y un profundo sentido de discernimiento para impedir que, a través de las diversas formas del lenguaje, se insinúen en los ejercicios de piedad nociones contrarias a la fe cristiana o se abra la puerta a expresiones contaminadas por el sincretismo” (Directorio nº 92), como la hoja de la coca dándole a ésta un sentido de sacralidad vinculado a la Madre de Dios.
“El hecho de que los ejercicios de piedad y las prácticas de devoción sean expresión del sentir del pueblo, no autoriza a actuar en esta materia de modo subjetivo y con personalismo” (Directorio, nº 92).
“Causan confusión aquellos (sean sacerdotes, religiosos, religiosas, laicos, laicas) que «culturalizan la devoción y amor filial del creyente» equiparando a María con Pachamama. Nada más absurdo: María es una persona histórica, la Mujer que dio a luz a Jesús, nuestro Redentor. Su función maternal es por voluntad de Dios Padre y por intervención de Dios Espíritu Santo. No podemos confundir nuestra religión revelada con religiones naturalistas. La Pachamama es y será siempre una realidad creada. Los cristianos católicos no podemos ser arrastrados al error por ninguna autoridad, sea ésta religiosa o política. La religión cristiana no es un producto de ninguna industria humana, es gracia, es regalo, es donación (Lc 2, 21-40)” (Dr. Marcos Jenaro Mercado, Conferencia Episcopal de Bolivia).
Contrariamente a lo declarado por el Rector del Santuario Diocesano de Nuestra Señora del Socavón, el obispo de la Diócesis de Oruro, a cuya jurisdicción y autoridad eclesiástica corresponde el mismo, no se ha manifestado a favor de que desde dicho Campus Mariano, se implemente un teleférico en dirección al monumento de la Virgen del Socavón en la cima del cerro Santa Bárbara.
(*) Director Nacional Pioneros de Abstinencia Total
german_mazuelo_leyton@yahoo.com
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