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Sábado 16 de mayo de 2015

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Suplemento Policial

CÓMO HABLAR DE LAS DROGAS CON NUESTROS HIJOS

16 may 2015

Curso de Prevención para Padres, Profesores y Estudiantes. (Nº 81) • Cap. Jorge Orlando Saravia Jaldín

SOLO PARA MUJERES: Tabaco y menopausia.

La menopausia es el período de la vida de la mujer caracterizado por el cese de la menstruación y se sitúa alrededor de los 51,4 años, con un espectro que va de los 48 a los 54 años. Se produce porque la mujer comienza a perder progresivamente su función ovárica y por tanto baja la producción de las hormonas femeninas, los estrógenos y progesterona. Este período se caracteriza por presentar fuertes cambios endocrinológicos, imprevisibles y variables, con una marcada repercusión clínica que lleva a que las pacientes acudan frecuentemente a la consulta. Hay síntomas y trastornos característicos que conlleva la menopausia entre los cuales están: sofocos, cambios en el aspecto físico, problemas cardiovasculares, sequedad vaginal, trastornos psicológicos.

Estudios desvelan que en el organismo de una fumadora se agudizan todos los síntomas y complicaciones relacionados con la menopausia, sobre todo a partir de los 45 o 50 años, principalmente en lo que se refiere a la osteoporosis que es una enfermedad caracterizada por la pérdida progresiva de la masa ósea, con un consecuente aumento de la fragilidad del hueso e incrementando así el riesgo de fracturas. Ello se debe a que el tabaco acelera la eliminación de estrógenos (hormonas importantes que ejercen también un efecto protector de los huesos), e incrementa la eliminación del calcio por la orina.

Según los expertos, el tabaco logra adelantar la menopausia en dos años, aunque hay diversos factores que inciden en el adelanto en la edad a la que se produce la menopausia, entre ellos el factor genético. Es evidente que solo se puede actuar sobre los factores modificables y el genético no lo es, y entre ellos, el abandono del consumo de tabaco constituye una medida esencial no solamente para el tema que preocupa, sino para la consecución de un estado saludable evitando los riesgos y complicaciones que, sobre un buen número de patologías, provoca esta sustancia. La acción antiestrogénica del tabaco acelera los procesos osteoporóticos, sobre todo en los primeros años de la menopausia, volviendo a la mujer más proclive a las caídas y roturas de huesos (fundamentalmente caderas, rodillas y muñecas). También está demostrada la incidencia negativa de la nicotina en la fijación del calcio en los huesos y en la pérdida del mismo mineral debido al elevado contenido de CO2 en sangre cuya eliminación a través de los pulmones se ve afectada.

Al dejar de fumar, el riesgo disminuye en relación inversa al número de años en que ha estado fumando y a la cantidad de cigarrillos consumidos, (es evidente que cuando el daño ya se ha producido por un consumo excesivo a lo largo de muchos años, las posibilidades de recuperación son mínimas).

La menopausia es un proceso natural y en principio no requiere tratamiento a menos que los síntomas lleguen a ser molestos. El tratamiento utilizado más común es la terapia de sustitución con hormonas (TSH), sin olvidar que el tabaco reduce la eficacia de los tratamientos hormonales sustitutivos para corregir estas alteraciones asociadas a la menopausia.

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