Viernes 15 de mayo de 2015
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Desde hace unos años, la migración invertida de la ciudad al campo está en continuo crecimiento. Aunque el éxodo hacia las ciudades todavía es constante, la salida de personas de las áreas urbanas a las rurales es cada vez más frecuente.
La crisis económica, querer vivir en contacto con la naturaleza o distintos motivos políticos como el anticapitalismo o el ecologismo, son solo algunos de las motivos que hacen que, cada año, familias enteras cambien su vida en las grandes urbes por un terreno de tierra en el que vivir y cultivar sus propios alimentos.
No es sorprendente este nuevo fenómeno si se tiene en cuenta que hasta hace menos de dos siglos la mayoría de las personas vivían conectadas a la naturaleza. Fue con la Revolución Industrial cuando se produjo el éxodo masivo de campesinos a las ciudades, y con ello, el desarraigo de millones de personas que abandonaron un entorno natural por ciudades contaminadas y abarrotadas, donde las jornadas laborales podían superar las 14 horas diarias.
Mientras que antes vivir en el campo significaba estar aislado, ahora, gracias a la revolución de las comunicaciones, la vida en estas áreas rurales es igual o incluso más rica que en las ciudades. Las desventajas que podía tener vivir fuera de las ciudades, han acabado con la llegada de Internet y la descentralización muchas actividades del sector servicios, que ahora se pueden realizar desde la pantalla de un ordenador.
Fuente: Sara Mosleh Morenom