Día que pasa se nota más el efecto negativo de la caída de precios en las materias primas que producimos y exportamos, especialmente los casos del gas y los minerales que todavía salen sin el valor agregado adecuado, pues en el caso del estaño los lingotes se convierten en metales para uso como materia prima en las grandes industrias del exterior.
Este proceso económico que se inició tiempo atrás, y que se agudiza, actualmente obliga a un análisis de las cifras oficiales, por ejemplo las que emite el Instituto Nacional de Estadísticas (INE) o algún organismo internacional mostrando justamente las variables negativas que se confrontan en materia económica.
No hay manera de negar que el periodo de bonanza - que no fue aprovechado con medidas de previsión en algunos sectores – está en declinación. Los ingresos por la venta de gas han disminuido y eso ha reducido los ingresos distributivos del IDH en 12 por ciento a los distritos nacionales.
La caída en el precio del estaño y de otros minerales pone en riesgo la minería estatal, el sector de las cooperativas y la pequeña minería, por lo mismo se han planteado medidas de emergencia para poder salvar la contingencia. Las regalías mineras han caído en casi 30 por ciento, en los tres primeros meses.
En el frente oficial se reconoce el problema y en ese sentido se reduce de manera estratégica la previsión de crecimiento del PIB de 5,5 por ciento previstos a sólo 5 %, mientras que una entidad financiera internacional sólo estima que el porcentaje llegará al 4,5 por ciento.
El panorama actual, fuera del marco optimista de algunas autoridades y los políticos oficialistas, tiene otras razones que deben preocupar, por ejemplo el caso del pago del retroactivo a enero del incremento salarial, que debe hacerse efectivo hasta fines del mes presente y que en el sector estatal no habrá problema porque de todos modos se cumplirá el instructivo utilizando los recursos del Erario Nacional, pero que no tiene el mismo tratamiento en el sector privado, que ha pedido un plazo hasta julio para pagar ese retroactivo en cuotas y eliminar así el peligro de cierre de algunas empresas y el despido de trabajadores.
Se menciona también la disminución de las remesas provenientes de bolivianos en el exterior, es un rubro que disminuye el movimiento económico nacional, como los problemas en empresas textileras, el micro sistema empresarial que no tiene mercados, la avalancha del contrabando y la ropa usada que compite con la producción nacional. Hay que tomar como problema adicional la competencia peruana en la venta de quinua que ha obligado a bajar el precio del grano de oro producido en el occidente nacional.
Lo que no se puede recuperar es el buen periodo de los precios altos, especialmente en el rubro minero, que permitieron buenos ingresos pero que no fueron ahorrados ni siquiera en mínimo porcentaje de manera que ahora, debe ser el Estado que cubra la diferencia de precio en el sistema operativo de costo y producción, especialmente en la minería estatal y con presiones en el sector cooperativo, naturalmente el asunto conlleva un perjuicio generalizado para la comunidad.
La única esperanza es que el colchón financiero que es parte de la estrategia de política económica nacional sea la garantía para salir de la crisis que es innegable en su vigencia, pero con la esperanza de que algunos precios se recuperen y nuestras materias primas sigan siendo sostén de la economía nacional.
Fuente: LA PATRIA
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