Amigo, leí tu última nota entre otras que habían llegado a mi correo mientras estaba ausente. Con el exilio a la bandolera, fui a internarme a los bosques, no a dar mis quejas llorando, como dice el huayño, sino con otros motivos de la vida. Y, claro, en ese lapso, se habían acumulado varias noticias de esas que suelen decirse “a cual más sorprendentes y pintorescas”. En atención a tu requerimiento, paso a referírtelas algunas, sucintamente.
Te cuento que el monumental zafarrancho de la UMSS había seguido en cartelera. Las calles convertidas en campos de Agramante, es decir, de lucha, entre los estudiantes y los verde-olivos. Sí, como bien supones, el tema principal es la defensa de la Autonomía. Sin estatutos, sin reglamentos, sin democracia, y con esbirros ¿qué universidad puede funcionar? La San Simón, igual que las demás, está infestada de politiquería, (mal uso del poder). Por más Cándido que seas, tal vez te cueste creer: los “cates” interinos luchan por el derecho a infringir una norma fundamental. Y la última Conferencia de Universidades sólo sirvió para dejar una frase tramposa: “si corresponde”.
Sí, pues, como había trascendido hasta Buenos Aires, el árbitro “bombero” (TSE) ha hecho de las suyas, mejor que aquella famosa “banda de los cuatro”. Sigue siendo banda, pero esta vez se llama “banda trajchi”, (manía de robar); pero con la eficaz ayuda de la oposición, tanto en Beni como en Sucre. Debe de estar embrujada por los yatiris del Plurinacional, porque siempre hace lo que precisa el gobierno para derrotarles. Le facilitó la anulación de Suárez en el primer caso, y en Sucre no pudo con la artera maniobra de los tarajchis locales.
La parodia de marzo (sería bonito título para una novela de fondo trágico, como La hora veinticinco, de Gheorghiu), registró otros episodios dignos de una antología de Ripley. Como recordarás, los del ALBA, del que es conspicuo aliado el jefazo, se apodan también “progresistas”, y realmente lo son. El sindicato legislativo hizo circular por el mundo la revolucionaria fórmula para “no pensar”. Luego, en las elecciones, la Republiqueta Soberana del Chapare marcó otro hito de avance: nadie que no sea masista puede atreverse a ganar allí, so pena de perder su “cato” el candidato exitoso en otras filas.
Con preguntas en el aire, concluyó la ronda de los alegatos en La Haya. Al juez nipón se le ocurrió esta perlita interesante: “¿Qué entienden Chile y Bolivia por acceso soberano al mar”? Es la sencilla más cosa dirías tú, Cándido. Eso parece, pero el tema de fondo está ahí subentendido, y es que Bolivia quiere salir como por su casa al Pacífico, y Chile no es que no quiere sino que no sabe por dónde. ¿Y los bolivianos sabemos? El tercer excluido calla; está en una posición ignorada. Pero en algún momento tendrá que entrar al baile. Pese a los tratados de piedra, la guerra de 1879 no ha terminado. El mar nos grita desde la orilla, igual que Arica al Perú.
(*) El autor es escritor, miembro del PEN Bolivia
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