Martes 12 de mayo de 2015
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Las elecciones subnacionales del 29-03-15, marcaron otro capítulo de la historia política boliviana. Fue, sin duda alguna, el evento más antidemocrático que he visto en mi larga vida. Las sombras superaron ampliamente a las luces.
El Domingo de Ramos estuvimos frente a las urnas, no dejó de ser anecdótica la fecha de su realización, y de mal augurio para los que sacaron a Dios del Palacio Quemado. Vimos por un lado las esperanzas de un pueblo que sigue creyendo que esto es democracia, y por otro, la triste realidad.
Nuestra gente confunde democracia con elecciones, como si votar fuera suficiente. Como si no fueran importantes los Derechos Humanos que reclamó Rolando Villena para El Beni (Los Tiempos 27-03-15). Como si no fuera importante la sujeción al Estado de Derechos que violó Su Excelencia, metiéndole nomás y haciendo campaña electoral, burlándose de la ley (El Día 03-02 -15). Como si no fueran importantes las elecciones libres y justas, sin tener que votar en una papeleta electoral trucha de cabo a rabo, como en el Beni (El Deber 29-03-15). Como si no fuera importante el régimen plural de partidos que reclamo el pueblo de Baures, para no votar en un solo candidato como en Cuba (La Patria 28-03-15). Como si no fuera importante la independencia de poderes, para no soportar un Tribunal Electoral claramente parcializado con el Caballo del Corregidor (La Razón 20-03-15). La página más negra de estas elecciones fue sin duda el atropello al pueblo beniano. Expreso mi profundo desagrado por el poco apoyo que tuvieron, de parte de las fuerzas democráticas nacionales e internacionales.