Sin lugar a dudas se trata de un tema sumamente importante, pero que no es tomado en cuenta en su justa dimensión por las autoridades, pero también por las diferentes organizaciones que son parte, como se dice ahora, del colectivo ciudadano.
Sale la cuestión a propósito de una nota internacional, que está fechada en París y señala que en adelante “los parisinos estarán en riesgo de ser sancionados con una multa de hasta 68 euros por ensuciar los espacios públicos arrojando colillas de cigarrillos”, se descuentan otras condiciones de infracción debido a que la gente ha sido disciplinada y no arroja en vía pública ningún tipo de desechos, sólo queda el problema de las colillas de cigarro.
Una referencia que obligó a adoptar la medida de sanción, señala que en la capital francesa cada año se recogen e incineran más de 315 toneladas de colillas, esa labor de limpieza significa un elevado costo para el municipio, además de un factor altamente tóxico, ya que una sola colilla puede contaminar hasta seis litros de agua, por lo que es necesario realizar un costoso proceso de descontaminación cuando estas van a parar a las alcantarillas. La noticia agrega que mediante un decreto se advierte a la ciudadanía que causar insalubridad en la vía pública estará sancionada con una multa de 35 euros, lo que parece no tuvo mucho éxito por lo que el último decreto subió la multa a 68 euros, que son aplicados sin derecho a reclamo cuando se detecta al ciudadano en delito.
La aplicación de sanciones se considera la mejor forma de disciplinar a los malos ciudadanos, aquellos que ensucian la ciudad e infringen normas estatuidas para conservar calles, plazas y parques en total limpieza, además de que se dispone de personal que orienta a la gente a utilizar los basureros dispuestos en buena cantidad en sitios especiales.
Hablar en nuestro medio de mantener la ciudad limpia de escombros parecería una misión imposible, pero algo hay que hacer para por lo menos comenzar con una tarea que poco a poco pueda ser entendida en su justa dimensión y ese objetivo debe comenzar por disciplinar a la ciudadanía a través de masivas y continuas campañas que sean planificadas en los niveles de los organismos superiores, especialmente el municipio y la gobernación.
Tiene que lograrse un compromiso aparte de las instituciones locales y de manera especial del sistema educativo para concienciar sobre el tema a los niños y jóvenes, tarea reforzada necesariamente en cada hogar y que debe ser igualmente responsabilidad de absolutamente todos los medios de comunicación, escritos televisivos y radiales.
Luego tendrá que aplicarse la medida que da origen a esta nota y que debe consistir en fijar una sanción pecuniaria a los infractores, en nuestro medio a los que dejan la basura en las calles, a los que arrojan desechos en la vía pública y a todos quienes atentan contra la salubridad ciudadana. Hay que empezar por algo, pero drásticamente y es dar cumplimiento estricto a ciertas ordenanzas municipales, entre estas las que definen multas por infracciones cotidianas al dejar la basura donde no corresponde o al detectar ciudadanos que dejan envases y bolsas plásticas en las aceras.
Se trata de una tarea necesaria que debe ser reforzada con la habilitación de más basureros, de modo que no haya pretexto para ensuciar la ciudad con la basura que se acumula y causa serios problemas de contaminación pero también aumenta el trabajo de una débil empresa de aseo. Comencemos por disciplinarnos.
Fuente: LA PATRIA
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