María Antonieta Flores. Caracas, 1960. Magíster en Literatura Latinoamericana. Entre sus poemarios: El señor de la muralla (1991), Canto de Cacería (1995), Los trabajos interminables (1998), Índigo (2001), Limaduras (2005), Agar (2006), Regresaba a las injurias (2009). En ensayo, Sophia y Mythos de la pasión amorosa (1997), Madera de orilla (2013).
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Cabrilleo
a EZEQUIEL MORENO le estoy pidiendo
en este día horrible
en esta capilla de esclavos
encuentro una imagen de San Rafael
rota la vara de peregrino
la piedad se la ha rodeado
de tristes flores de plástico
de antiguo polvo hoy, ayer de blanco
su mirada desviada
perdida
en la mano izquierda
el pez
el traje, verde
le prendo una vela y ruego a mi alma
la hecha añicos
que no sabe cómo lleva a este cuerpo
y lo obliga a cumplir
prendo la vela y todo su pie derecho
–dame fuerzas para fingir
Imploro
ducha en actos de la piedad popular
espero que caiga la esperma
coloco la vela junto a las otras
–Rafael, digo
no más
en mi alma hay una culebra irredenta
el ángel de la pasión tiene los dedos quebrados.
La orante
Vas encendiendo velas
por aquel que está perdido
por aquel que te llama en la noche alta
una vela de iglesia por el amor
cantemos al amor de los amores
dicen los fieles del recuerdo
alabanzas y gracias
él está aquí
la ruta en penumbras para los orantes
la angustia contenida en el respirar
la sacristía llena de secretos
y en tus manos, velas
oras al santo de su nombre
la virgen antigua te observa
resplandece un cuenco con miel y agua bendita
tú llevas a sus labios un trozo de pan
mientras el trago de vino arde
en tu garganta
y te llegan las viejas oraciones de la infancia
las que piden protección
en el regazo del silencio cae una hoja diminuta
una grieta obedece al tiempo
te santiguas frente a sus sueños y le cantas poemas
Cementerio de Benedictinos
cuida que los insectos no escuchen tus pasos
camina sobre las piedras
cumple el círculo con pasos lentos
adiestra el silencio que te queda
haz señales que marquen tu retorno
la piedra fue cruzada por líneas blancas
dibujada por el tiempo que te arrojó de lado
no esperes que algo de esta paz te acompañe
no intentes robarte la luz del amanecer
solo recuerda que aquí estuviste
que tus manos recogieron piedras y plegarias
[Si yo pudiese ser]
1
si yo pudiese ser
si sólo pudiese ser
si apenas ser
no se oirían
estos gritos
y esta cuerda que arrebata
el último sonido
si apenas ser
y abrir entonces
apenas
el sonido ronco del esternón
la pesada piedra
si apenas
esa flor que de lejos
se divisa
desde un lugar imposible
si apenas
en el tejido de los cabellos
y la serena virtud del misterio
en las llaves que se caen de la mano
y suenan
la profunda hoguera
de apenas
si así
en el turno de la pérdida
bajo la triste inclinación
si pudiera
si sólo
si ser
en las telas lejanas de un cuadro de Memling
si sólo
apenas ser
llave de rozado bronce
de puerta atribulada
cerrado
cerrado mundo
con los vórtices de la tierra suspendida en un límite
trabajoso instante
si pudiese y si hiciera
la hoja abriéndose y se seca
más al rumbo de la muerte
más añico
y así astilla
pudiendo ser
la temblorosa luz que te devora
pudiendo ser
la ofrenda
de la obscuridad
y el silencio
un brazo, otro
un ojo, otro
un pie, otro
y la muerte
si apenas ser
pudiera
si una quietud y la brea
esta sal que me recubre
si pudiera
si pudiera
en letanía
ser
si yo pudiera
si apenas ser
es arena con tierra y raíces
cae y cubre
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