Domingo 10 de mayo de 2015
ver hoy
¿Fotos en alta resolución?, cámbiate a Premium...
Algarabía de trinos, píos, aleteos de va y viene contra los barrotes de las jaulas. Es el corredor de un patio y el hombre está siempre frente a un pequeño banco lleno de sierras, martillos, listoncitos, alambres y menudos clavos.
–¿De dónde saca usted tantos pájaros? –pregunta el niño al hombre.
–Del campo. Salgo muy temprano cuando la ternura del amanecer acaricia el pecho de los cerros, cargo mis jaulas y mis flechas de liga –contesta el hombre, mientras continúa limando los palitos de una jaula que en su interior tendrá bebederos, comederos y bastoncitos muy finos para los malabarismos de los alados huéspedes.
El niño se mantenía absorto observando la multicolor alegría de los pájaros.
–Oye, niño, ¿tú no quisieras comprarte uno? Pues los tengo un tiempo y después los vendo. Hay gente que paga por oír en la mañana el canto de los pájaros. Se llevan de aquí jaula y pájaro –afirma el hombre entre distraído y atento.
–Y… ¿los tiene presos, metidos en jaulas?
–¡Claro! Porque de lo contrario de volarían.