Cuando en cuestión de una semana se producen dos celebraciones importantes que tienen que ver directamente con la libertad de expresión y con el trabajo de los periodistas, queda como un hecho sin explicación concreta pero con muchas dudas la declaración de la Ministra de Comunicación, al señalar que “en Bolivia hay libertad de prensa en exceso”.
País maravilloso el nuestro que pueda gozar de semejante beneficio, de una situación que seguramente en otros ámbitos constituiría una novedad sin parangón, dadas las características de un atributo ganado por leyes, por derechos y por la vigencia democrática que rige en países que defienden la libertad y la justicia.
En el Día Internacional de la Libertad de Prensa, el pasado día 3, la titular de la cartera de comunicación del Gobierno del Estado Plurinacional, refirió que “hay una excesiva libertad de prensa (en Bolivia)” pero además cuestionó a los trabajadores de la información señalando “cuántos de los periodistas hacen patria al momento de ejercer el periodismo (¿?)”, lo que llama la atención porque se estaría poniendo en duda la responsabilidad de quienes ejercen el apostolado de informar a la opinión pública de manera responsable y sin ataduras de ninguna clase.
La dignataria de Estado tomó como ejemplo un reciente incidente de periodistas chilenos con el Primer Mandatario al salir éste de Palacio de Gobierno cuando fue requerido para conocer su opinión sobre el tema marítimo y el proceso en la CIJ. Lo sucedido no puede ser causa para cuestionar a los periodistas del país que hacen los mayores esfuerzos por cumplir sus tareas en condiciones poco apropiadas por una serie de restricciones vigentes.
La cuestión desató una serie de comentarios y una respuesta de la Asociación Nacional de la Prensa de Bolivia (ANP) afirmando que “el trabajo periodístico y de los medios de información sufre un cerco jurídico por un conjunto de leyes aprobadas desde el 2006 que limitan las libertades constitucionales de acceso, difusión y análisis de la información de interés público”.
Un ejemplo que muestra la ANP entre varias restricciones es la Ley Contra el Racismo y Toda Forma de Discriminación que ha servido como mecanismo jurídico para enjuiciar a tres medios y recientemente a una cadena de radiodifusión, bajo argumentos que tienen que ver con esa norma vigente.
Hay otra serie de elementos que son aplicados desde la superioridad política nacional y que afectan al trabajo de la prensa independiente, por lo mismo no puede hablarse ni siquiera de absoluta libertad de prensa y menos de que exista un exceso de tan preciado atributo en nuestro país.
Cuando la Ministra de Comunicación apunta que “el principal límite de la libertad de prensa es el respeto, la responsabilidad y la ética periodística”, se coincide en tales conceptos aunque no se puede poner límite a condiciones innatas de una función que se ejerce en servicio de la comunidad. Que hay que cumplir normas, evidente, pero las mismas deben ser generalizadas en todos los ámbitos de la actividad periodística, incluidos con mayor razón los medios que dependen del sistema político gobernante.
Como este 10 de mayo se conmemora el Día del Periodista Boliviano, la ocasión es propicia para ratificar la posición de los trabajadores de la prensa en defensa de la democracia, de la libertad de pensar que es la base de la libertad de expresión y de la libertad de prensa, atributos que al ser vulnerados pondrían a la sociedad en el límite de la desinformación. La Libertad de prensa, nunca puede ser excesiva y en el otro extremo tampoco limitativa.
Fuente: LA PATRIA
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